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Tipos
de relieves
Una vez que se han identificado las
principales estructuras
geomorfológicas que aparecen en la fotografía, los grupos litológicos y
la topografía
de la zona, es fácil cartografiar y delimitar los principales tipos y formas del relieve.
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Relieves
estructurales:
Son
los relieves más comunes, en ellos la disposición tectónica de los
materiales, los niveles de plegamiento y buzamiento, las fallas...
dominan el territorio y marcan las pautas de la geomorfología del área.
Los principales relieves estructurales son: relieve aclinal,
monoclinal, plegado, fallado y apalachense.
- Relieve aclinal:
Son
relieves en los que no hay grandes pendientes. Domina el plano
horizontal puesto que esta es la forma en la que se depositaron los
sedimentos y al no haber sido afectados por fenómenos tectónicos
intensos, mantienen su posición original.
Este tipo de relieve suele
estar formado por rocas con una edad geológica reciente y se sitúa en
grandes cuencas sedimentarias (Muñoz, 1992; Pedraza, 1996). El relieve
aclinal se reconoce fácilmente en fotografias aéreas y en
imágenes de satélite puesto que poseen unas formas muy características.
Las principales formas asociadas a los relieves aclinales (todas ellas,
visibles en fotografía aérea) son:
Superficie
estructural:
es la forma más característica del relieve aclinal. Se define como “una
topografía llana adoptada al afloramiento de una capa resistente
incluida en un conjunto estratigráfico subhorizontal” (Muñoz, 1992). Se
diferencian de las plataformas estructurales por su gran tamaño.
Plataformas
estructurales, páramos, mesas o alcarrias:
son superficies estructurales que han sido dividas o fragmentadas. En
ellas, la continuidad y homogeneidad del roquedo se rompe, y debido a
la
acción de los agentes externos, se pierde su morfología plana y se
transforma en una morfología tabular.
Las plataformas estructurales se dividen en dos partes: la superficie del páramo
que forma la parte superior de la plataforma estructural y que destaca
por su horizontalidad y su resistencia; y la vertiente o cuesta del páramo
formada por la cornisa que corresponde con la capa más resistente
debido a los materiales duros que la forman; y el talud que
corresponde a la parte inclinada formada por los materiales más
deleznables del conjunto (Muñoz, 1992; Pedraza, 1996).
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Plataforma estructural o páramo en Trijuque (Guadalajara).
Simbología: en línea roja se marca el límite de los materiales; C:
Calizas del Páramo;
Cm: Mezcla de calizas, carbonatos, margas...; y Lu: Lutitas.
Fotointerpretación basada en la hoja 511 del MAGNA50.
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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Valles
en cornisa: son depresiones abiertas insertadas en
paisajes aclinales que delimitan o separan una o dos mesas
estructurales. En la base de sus márgenes, suelen situarse dos cuestas
de páramos que originan un fondo cóncavo o aplanado en el río de cierta
amplitud (Muñoz, 1992).
Cerros
testigos y muelas: son formas residuales típicas de
relieves aclinales, que se sitúan aisladas en el territorio y en ellas
las superficies culminantes están compuestas por materiales duros. Las muelas son páramos
aislados de tamaño reducido en las que la superficie culminante aún
ocupa una proporción importante, mientras que los cerros testigos son
relieves puntuales de tamaño reducido formados por colinas con la
cumbre plana. Cuando los cerros testigos pierden la planicie de su
cumbre debido al retroceso de las vertientes y adquieren una forma
cónica se les denomina antecerros,
oteros o motas
(Muñoz, 1992).
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Cerro testigo de Hita (Guadalajara).
(Se recomienda observar el área a menor escala para apreciar mejor el
relieve)
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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Continúa en la siguiente
página con los relieves
monoclinal y plegado...
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