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La tierra misma está viva (Carta de la Tierra)
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Tema 9. Geobotánica \ 9.7. Bosques de España \ 9.7.2. Bosques mediterráneos

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Encinares Introducción a los encinares

Estructura y tipos de encinares

Alcinares y encinares cantábricos

Encinares interiores

Encinares termomediterráneos y situación actual de los encinares

Alcinares y encinares cantábricos


Alcinares

Son los bosques de encina en los que domina la subespecie Quercus ilex subsp. ilex, la alzina o encina de hoja estrecha. Surgen casi exclusivamente en el noreste de la península, en Cataluña y en las islas Baleares, puesto que esta subespecie de la encina, tiende a buscar áreas mediterráneas con una humedad ambiental alta y con temperaturas suaves. Pero a pesar de estas exigencias climáticas, se desarrolla en muchos tipos de suelos, y soporta muy bien la sequía, el calor del verano y el frío del invierno (Ferreras, 1987). Altitudinalmente las alcinas aparecen en el piso bioclimático mediterráneo, y a veces, suben hasta el piso supramediterráneo (Ferreras, 1987).

En el libro de Los Bosques Ibéricos (Blanco et al, 1997) se divide a los alzinares en dos subtipos: alzinares montanosalzinares litorales, mientras que en el libro de Los Bosques. Guía física de España (Ferreras et al, 1987) se dividen en cuatro grupos: encinar litoral catalán, encinar balear, encinar montano y encinar cantábrico.

Partiendo de estas clasificaciones, se pueden dividir los alzinares en tres grupos: montano, litoral y balear (incluyendo los encinares cantábricos en otro grupo superior, debido a la singularidad de estos bosques).

Alzinar montano: son bosques de alzinas que se desarrollan en suelos silíceos y en terrenos calizos descarbonatados, dentro del piso supramediteráneo o mediterráneo montano (por encima del piso clásico de la encina), a una altitud comprendida entre los 700 y los 1.200 metros (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997). Fitosociológicamente estos bosques se relacionan con la asociación Quercetum mediterraneo-montanum (Ferreras, 1987).

Normalmente son encinares pobres en especies mediterráneas (sobretodo son pobres en arbustos y lianas), puesto que gran parte de las plantas que componen el sotobosque de la encina, no soportan el frío del piso montano. En cambio, son muy comunes en estos bosques, las especies típicas de los bosques caducifolios (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).

El estrato arbóreo no suele ser monoespecífico, la alzina tiende a aparecer junto con pinos (Pinus sylvestris), arces (Acer opalus), serbales (Sorbus domestica), mostajos (Sorbus aria) y otras especies. En el estrato arbustivo aparecen mezcladas especies caducifolias como el guillomo (Amelanchier ovalis) y la zarzamora (Rubus ulmifolius), y especies perennifolias como el durillo (Viburnum tinus), la Daphne laureola y la Pillyrea media. El estrato herbáceo es rico en especies y es muy denso, en él aparecen especies típicas de bosques caducifolios, como fresas silvestres (Fragaria vesca), verónicas (Veronica officinalis), violetas (Viola spp.), heléboro (Helleborus foetidus), especies del género Prunella (Prunella grandifloraP. hastifolia), gramíneas (Brachypodium sylvaticum)... (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).

Cuando estos bosques están en fase de degradación comienzan a crecer muchas plantas de zarzamora, helecho común, brezo blanco, retama negra... y si continúa la degradación del bosque, los árboles son sustituidos principalmente por jaras (Cistus laurifolius) y cantuesos (Lavandula stoechas) (Ferreras, 1987).

Este tipo de alzinares crecen en las montañas litorales y prelitorales catalanas, y en algunos puntos del Pirineo y del Prepirineo oriental (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997). Los mejores ejemplos de este tipo de encinares se encuentran entre Santa Pau y Olot, en el puerto de Capsacosta, en Prades, Cardó, puerto de Beceite... (Blanco et al, 1997).

Alzinar litoral: estos bosques de alzina corresponden según Ferreras (1987) con la asociación Quercetum gallo-provinciale, descrita en los años 30 del siglo XX, por Braun Blanquet. Son bosques muy densos (casi impenetrables), pluriestratificados, y muy ricos en especies. En ellos, el estrato arbóreo es bajo o mediano (de 10 a 15 metros de altura), pero muy denso (los árboles se tocan entre sí), y tiende a estar prácticamente dominado por la encina, aunque pueden aparecer algunos árboles caducifolios y pinos.

Dentro del sotobosque, aparecen dos estrato arbustivos, un estrato de 2 a 5 metros de altura en el que destaca el durillo (Viburnum tinus), junto con el aladierno (Rhamnus alaternus), el madroño (Arbutus unedo), el lentisco (Pistacia lentiscus), la coscoja (Quercus coccifera), el enebro (Juniperus oxycedrus y a veces J. communis)...; y un estrato arbustivo más bajo, de entre 0,5 a 1 metro de altura formado por especies como el brusco (Ruscus aculeatus), el Bupleurum fruticosum o la esparraguera (Asparagus acutifolius). El estrato herbáceo en estos bosques es pobre (tanto en número de especies como de ejemplares) debido a la falta de luz y de espacio, y en él aparecen pocas especies: helechos comunes (Pteridium aquilinum), falzias negras (Asplenium nigrum), plantas de Carex distachya y violetas (Viola alba). Por último, destaca la variedad y la peculiaridad del estrato formado por las lianas y las plantas trepadoras, en él se pueden observar hiedras (Hedera helix), rubias (Rubia peregrina), clemátides (Clematis flammula), madreselvas (Lonicera implexa y a veces L. etrusca), nuezas negras (Tamus comunis), zarzaparrillas (Smilax aspera)... En general, las especies que aparecen en este tipo de encinares suelen tener hojas perennes, pequeñas (o medianas) y lustrosas (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).

Pero a pesar de la riqueza de estos bosques, los alzinares litorales han sufrido históricamente los perjuicios de la actividad humana, y han sido muy degradados. Actualmente, es más común ver formas degradas de este encinar, es decir, bosques mucho menos densos que los descritos anteriormente, con un sotobosque más pobre y más bajo, en el que suelen aparecer especies típicas de la garriga. En áreas en donde la degradación del encinar ha sido todavía más intensa, los árboles han desaparecido y el espacio ha sido ocupado por matorrales heliófilos de romero (Rosmarinus officinalis), brezo (Erica multiflora) y otras plantas pequeñas (Ferreras, 1987).

En general, este tipo de encinares se distribuye de forma muy dispersa por todo el litoral catalán (hasta los 400 m. de altitud), desde la desembocadura del Ebro hasta la frontera con Francia (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).

Alzinar balear: los bosques de alzinas de las islas Baleares son similares a los alzinares litorales catalanes puesto que el clima es parecido, pero debido al efecto de la insularidad tienen algunas diferencias florísticas y estructurales. Son raras especies típicas del alzinar catalán como el durillo, el aladierno y el agracejo, pero aparecen algunos endemismos como: Cyclamen balearicumRubia peregrina subsp. longifolia, Smilax aspera var. balearica... (Ferreras, 1987), además de otras plantas como Lotus tetraphyllusHypericum balearicumRhamnus ludovici-salvatorisPaeonia cambessedesii... (Blanco et al, 1997).

La estructura del bosque también es similar al del alzinar litoral, aunque los alzinares baleares suelen estar menos desarrollados. El estrato arbóreo está dominado por la alzina, y en el estrato arbustivo aparecen lentiscos, madroños, además de acebuches (Olea europea var. sylvestris), olivillas (Cineorum tricocon), mirtos (Myrtus communis)... El estrato herbáceo es pobre, aunque en los árboles y en el suelo aparece una gran variedad de plantas trepadoras: zarzaparrillas, madreselvas, clemátides (Ferreras, 1987).

Los alzinares baleares aparecen sólo en la isla de Mallorca, principalmente en la sierra Norte o de Tramuntana (en las laderas del Puigmaior, en el pico Masanella...) (Blanco et al, 1997); y en la isla de Menorca, concretamente en Ferrerías, en las montañas del Toro; y en Mahón, en el cabo de Artrutx (Ferreras, 1987). No hay alzinares ni en Ibiza, ni en Formentera, debido a la sequedad del clima y a la acción humana.


Encinares cantábricos

Este tipo de encinares tienen caracteres relícticos y son muy interesantes a pesar de que ocupan un territorio pequeño (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997). Aparecen lejos del área de distribución habitual de la encina, en lugares en donde el clima no es mediterráneo, sino oceánico, y en donde la vegetación dominante está representada por árboles caducifolios eurosiberianos (hayas, robles...). En estas áreas llueve durante todo el año, no hay un periodo seco pronunciado en el verano, hay una elevada humedad ambiental, las temperaturas del verano suelen ser suaves... es decir, en estas áreas no se dan la condiciones óptimas para la encina, pero aún así hay grandes encinares (Ferreras, 1987).

A pesar de todo, las encinas, típicamente mediterráneas, aparecen en estas áreas eurosiberianas, medioeuropeas o atlánticas, debido a diferentes razones. Por un lado, estos encinares tienden a ocupar vertientes con suelos rocosos y calizos, y bien drenados, en donde no se puede acumular una gran cantidad de agua en el suelo (Ferreras, 1987), y por otro lado, estas encinas buscan áreas con un invierno suave o con un microclima apropiado. De hecho, en la región cantábrica suele haber muchas especies mediterráneas perennifolias, como el laurel, el madroño, algunos helechos... (Blanco et al, 1997).

Los encinares cantábricos suelen dividirse en dos tipos: encinares basales o colinos, que se sitúan cerca de la costa; y encinares montanos, que tienden a aparecer en desfiladeros y en las solanas de algunas montañas de la cordillera Cantábrica (Blanco et al, 1997).

Encinares basales o colinos: surgen en áreas sublitorales, e incluso en algunos alcantilados, muy cerca del mar, aunque pueden llegar a situarse en torno a los 500 m. de altitud. Suelen ocupar suelos rocosos calcáreos (Blanco et al, 1997).

En estos encinares basales, suele predominar la alzina (Quercus ilex subsp. ilex), aunque en general, estos bosques muestran un estrato arbustivo muy variado. Junto a la alzina tienden a aparecer especies caducifolias como; robles (Quercus robur), fresnos (Fraxinus excelsior), avellanos (Corylus avellana), acebos (Ilex aquifolium)... y especies perennifolias como: laureles (Laurus nobilis), madroños (Arbutus unedo), labiérnagos (Phillyrea angustifolia y P. latifolia), aladiernos (Rhamnus alaternus), acebuches (Olea europea)... (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).

El estrato arbustivo también es muy rico, y también está compuesto por especies eurosiberianas y mediterráneas. Las más comunes son: durillo (Viburnum tinus), guardalobo o retama loca (Osyris alba), jazmín silvestre (Jasminum fruticans), rusco o brusco (Ruscus aculeatus), aligustre (Ligustrum vulgare), sanguino (Cornus sanguinea), cornicabra (Pistacia terebinthus)... (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997). El estrato herbáceo no es muy rico, sólo destacan algunos helechos como el culantrillo o falzia negra (Asplenium onopteris) (Ferreras, 1987). En contraposición, el estrato liannoide es muy variado, en él suele dominar la zarzaparrilla (Smilax aspera), pero en este estrato también aparecen la rubia peregrina, la trepadora nueza negra (Dioscorea communis o Tamus communis), la clemátide (Clematis vitalba), la hiedra (Hedera helix), algunas especies del género Lonicera (Lonicera implexaL. peryclemenumL. etruscaL. nigra...)... (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997; Wikipedia, 2015).

La etapas de sustitución de estos bosques están representadas por especies eurosiberiabas como los tojos (Ulex europeaeus y Ulex gallii), brezos (Erica vagans y E. cinerea), aulagas (Genista hispanica), Pteridium aquifolium... (Blanco et al, 1997).

Los mejores encinares cantábricos costeros se encuentran en Asturias, en los concejos de Llanes y Rivadedeva; en Cantabria, en las áreas de Pechón, Santoña (concretamente en el monte Buciero se encuentra un encinar costero muy impresionante y muy bien conservado), Laredo o Castro Urdiales; en Vizcaya, en la ría de Guernica... (Blanco et al, 1997).

Encina en Buicero

Encinar Santoña

Encinar costero y atlántico

Encinar de Santoña
Imágenes del encinar del monte Buicero (Santoña, Cantabria), uno de los bosques mejor conservados de la península Ibérica. Fotografía de Alberto Díaz, 2018.


Encinares montanos: tienden a ocupar vertientes pronunciadas, en donde el suelo suele estar muy poco desarrollado (y no acumula mucha humedad) y en donde los vientos tienen un efecto desecante. Aparecen indistintamente en montañas calizas y silíceas (Blanco et al, 1997).

En estos bosques, la encina o carrasca (Quercus ilex subsp. balllota = Quercus ilex subsp. rotundifolia) suele ser mucho más frecuente que la alzina (la subespecie ilex). El estrato arbóreo es denso, aunque tiene poca altura. Acompañando a la encina aparecen aladiernos (Rhamnus alaternus), madroños (Arbutus unedo), labiérnagos (Phillyrea angustifolia y P. latifolia)... El estrato arbustivo también es denso, en él aparecen algunas plantas típicas de los encinares costeros como la cornicabra (Pistacia terebinthus) o el jazmín silvestre (Jasminum fruticans), y otras plantas propias como el Origanum vulgare (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997). En el estrato herbáceo aparecen muchas plantas típicas de los bosques caducifolios, como por ejemplo: Brachypodium sylvaticum, escorodonia (Teucrium scorodonia), Clinopodium vulgareArenaria montana o Euphorbia hyberna (Blanco et al, 1997).

Por otro lado, en estos bosques, como en los encinares cantábricos costeros, también aparecen muchas lianas y plantas trepadoras como la zarzaparrilla (Smilax aspera), las loniceras (Lonicera implexaL. peryclemenum y L. etrusca), la hiedra (Hedera helix), la zarzamora (Rubus fruticosus)... (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).

Cuando estas formaciones se degradan aparecen zarzales (no coscojares como en las zonas mediterráneas), y cuando son eliminados, suelen ser sustituidos por ericáceas como la urciona (Daboecia cantabrica), por fabáceas como el Ulex cantabricus o por pastizales eurosiberianos (Ferreras, 1987).

Los encinares montanos cantábricos mejor conservados se encuentran en la comarca de Liébana (Cantabria), en los desfiladeros de La Hermida, el Sella, Trubia, Nalón, Nacera y Navia, en el valle del Sil (Orense), y en las sierras de Ancares y el Caurel (Lugo), en donde se encuentran los mejores bosques de este tipo de encinares (Blanco et al, 1997).

 

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Alberto Díaz San Andrés (2011-2019), última actualización: octubre de 2019.

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