- Algarrobos:
Los algarrobos (Ceratonia
siliqua) son árboles perennifolios de unos 5 metros de
altura, aunque pueden llegar a alcanzar los 10 metros. Normalmente su
corteza es parda y está agrietada, y su copa suele ser más o menos
ovoidea (Blanco et al, 1997). Es una especie de gran rusticidad y muy
resistente a la sequía, pero su desarrollo suele ser lento y sólo
comienza a fructificar después de unos siete a diez años desde la
plantación, obteniendo su plena productividad a los quince o veinte
años (wikipedia, 2014).
Los algarrobos se encuentran en la
naturaleza de forma silvestre o asilvestrada, aunque normalmente suelen
aparecer cultivados. Están presentes en la región mediterránea (donde
es originario) y en otras zonas templadas del mundo por su valor
ornamental y paisajístico, por su madera, por su resistencia al fuego y
porque sus vainas, que contienen las algarrobas, son comestibles y se
usan como alimento para el ganado. Actualmente las algarrobas y otras
partes del algarrobo también tienen muchos otros usos en la industria
textil, química, papelera, cosmética, farmacéutica y alimentaria (como
sucedáneo del café y del cacao, como ingrediente para la obtención de
azúcar, para la fabricación de colorantes...).
En la península Ibérica y las Baleares, los
cultivos de unas cuantas decenas de variedades de algarrobo ocupan más
de 100.000 ha. principalmente en la franja litoral mediterránea.
Además, existen poblaciones que podrían tener un origen
silvestre en las sierras calcáreas más occidentales de la cordillera
Bética (en Cádiz, Córdoba, Málaga, Granada y Sevilla), en la comunidad
Valenciana (principalmente en Castellón), en las islas Baleares y en
algunos puntos aislados del noreste de la península.
En España los algarrobos aparecen en
encinares, enebrales y sabinares,
en suelos fundamentalmente dolomíticos, rara vez sobre esquistos o
calizas cámbricas y siempre entre los 300 y los 1.000 metros de altitud
(Castroviejo et al,
1986-2012).
-
Madroñales:
El madroño (Arbutus unedo) es
un arbusto típico de la iberia mediterránea. Suele tener un porte de
unos 5, 10 o más metros, sus hojas tienen forma lauroide y son
esclerófilas y perennifolias.
El ser humano ha usado los madroños como
alimento para el ganado y como fuente de madera. Además este arbusto
tiene un gran valor paisajístico (se regenera muy bien después de los
incendios), un gran valor ornamental (es muy común en jardines urbanos
de toda España), y un gran valor ecológico puesto que sus frutos, los
madroños, son tomados por aves como los rabilargos, los zorzales, los
mirlos... y animales como los zorros, los tejones, las garduñas, las
ginetas... Por todo ello, y por otros factores, los madroños tienen una
amplia distribución puesto que aparecen alrededor de casi todas las
áreas cercanas a las costas del mar Mediterráneo, e incluso alcanza
algunos ambientes atlánticos como en Portugal, en el sur de Irlanda o
en la costa suroeste de Francia (Blanco et al, 1997).
En España está presente en casi toda la
península Ibérica y en las islas Baleares, aunque prefiere las regiones
periféricas no continentales de climas húmedos o subhúmedos (en donde
las precipitaciones anuales superan los 600 mm. anuales). Aparece en el
Prepirineo, en la cordillera Costera Catalana, en sierra de Prades
(Tarragona), en barrancos sombríos de las sierras de Alicante y
Valencia, en la sierra de Cazorla (Jaén), en la sierra del Segura (Jaén
y Albacete), en la cordillera Penibética, en las sierras de Cádiz y
Huelva... (Blanco et al, 1997).
Los madroños se pueden ver en la naturaleza
en
muchas situaciones: como acompañante en series de vegetación maduras y
evolucionadas de otras especies, en etapas de sustitución, de manera
aislada, en pequeños grupos dentro de bosques caducifolios,
perennifolios y esclerófilos (en robledales, melojares, rebollares,
alcornocales, encinares...), en matorrales (con coscojas, espinos,
labiérnagos, lentiscos, durillos...), al borde de ciertas comunidades
vegetales (puesto que es una especie fisurícola)... y a veces, puede
llegar a formar bosques puros, llamados madroñales, en donde los
madroños son la especie dominante. En la península Ibérica cabe
destacar los bosques de madroño de la sierra Madrona (Ciudad Real), las
formaciones del noroeste de la provincia de Badajoz, en los montes de
Toledo (en Cabañeros, en Quintos de Mora...), en la costa de levante
junto con laureles, en algunas zonas de Portugal junto a los loros
(Prunus lusitanica), en el municipio de El Madroñal, en Salamanca...
(Blanco et al, 1997).
-
Loreras:
El loro (Prunus
lusitania), es llamado así por su semejanza con el laurel
y es la especie que forma las loreras, o ginjeiras en portugués. No
debe confundirse con el loro o laurel canario (Laurus arizonica),
ni con el laurel de la península (Laurus
nobilis).
Está considera una especie relicta de los
bosques de tipo laurisilva que habitaban en la península Ibérica en el
Terciario (Blanco et al, 1997). Actualmente, la especie está en
retroceso y sólo forma pequeños bosquetes en áreas con microclimas
templados, con una elevada humedad ambiental, con inviernos suaves y
con frecuente nieblas en verano. En la península Ibérica aparece
sobretodo en el oeste, en las montañas del centro y del norte de
Portugal, y en las provincias occidentales de España: Orense, León,
Toledo, Ciudad Real, Ávila, Cáceres y Badajoz. Además también aparecen
pequeños bosques en La Rioja, Navarra y Cataluña. De todos ellos, los
principales bosques de loros se encuentran en Extremadura, en las
sierras Guadalupe y Villuercas, y en los Montes de Toledo (Blanco et
al, 1997). Concretamente cabe destacar la lorera de la garganta de la
Trucha situada en el valle del Guadarranque, en el término municipal de
Alía (Cáceres).
Los árboles de loro principalmente aparecen
en comunidades riparias con alisedas, fresnedas y saucedas, y dentro de
quejigares, caballares, lauredas, melojares, encinares sombríos y
castañares.
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Bosques mixtos mediterráneos:
Existe una gran variedad de bosques mixtos
en la región mediterránea de coníferas con coníferas (entre sabinares y
pinos o entre distintas especies de pino), de coníferas con
angioespermas (entre encinas y pinos, entre pinsapo y quejigos...) y de
angioespermas con angioespermas (entre encinas con alcornoques,
coscojas, algarrobos)...
Los principales bosques mixtos mediterráneos
de la península Ibérica se resumen en la siguiente tabla:
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