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- Coscojares:
La coscoja o maraña (Quercus
coccífera) es una ejemplar típico del clima mediterráneo,
de hecho, se distribuye ampliamente alrededor del todo el mar
Mediterráneo. En la península Ibérica es muy común, aparece en la
región mediterránea ibérica (de España y Portugal) en las
grandes
depresiones (depresión del Tajo, del Duero y del Ebro), en el sistema
Central, en la meseta Sur, en muchas regiones costeras (del sur, el
sureste y el este de la península) y en áreas del interior. Aun así,
falta o es muy escaso, en Galicia, Asturias, Cantabria y Euskadi
(Blanco et al, 1997).
Prefiere precipitaciones bajas concentradas en invierno, aunque puede
vivir en diferentes ambientes: en lugares áridos, cálidos,
templado-cálidos, en áreas localmente frías y en áreas de montaña
cálidas. Se desarrolla favorablemente en lugares con una precipitación
anual comprendida entre los 400 y los 800 mm. anuales aunque pueden
sobrevivir en áreas secas con unos 200 mm. anuales, como en el Cabo de
Gata (Almería) y en Águilas (Murcia); y en lugares húmedos con más de
1.200 mm. anuales, como en la sierra de Grazalema, en Cádiz (Blanco et
al, 1997).
En el libro de “Los Bosques Ibéricos” (Blanco et al, 1997) aseguran que
existen buenos coscojares (también llamados sardares en Aragón o
garrigas en Cataluña) en la sierra de Arrábida (o Serra da Arrábida) en
Portugal, sierra Morena (en Huelva, Sevilla y
Córdoba), la
Sagra
(Granada), la sierra del Pitón de Antás (Almería), Torrelaguna
y
Aranjuez (en Madrid), Tortosa (Tarragona), el
Maestrazgo (en
el
norte de Castellón), el puerto de Querón
(Castellón), las
sierras
de Alcubierre, Lanaja, Sigena, en Caspe (en Aragón), en las Bardenas
Reales (Navarra)...
La coscoja suele ser una especie muy común puesto que vive en ambientes
muy variados y de múltiples maneras. Pueden aparecer en coscojares
puros con formas arbóreas (que pueden alcanzar los 8 o los 12 m. de
altura), o en bosques mixtos compartiendo espacio con otras especies
arbóreas y presentándose generalmente, en estos casos, en forma
arbustiva o subarbustiva (con ejemplares que se sitúan por debajo de
los 6 m. de alto). Por otro lado, las coscojas también aparecen en
etapas seriales de otras especies (como la encina) y en sitios donde la
vegetación está en una etapa climácica (Blanco et al, 1997). Según
Malagarriga (1979) la coscoja domina en bosques en los que aparece
junto a espinos negros (Rhamnus
lycioides), olivos, lentiscos (Pistacia
lentiscus), en encinares degradados o con algarrobos (Ceratonia
siliqua), y aparece como acompañante en quejigares,
encinares,
alcornocales, pinares de pino carrasco y en matorrales
climácicos.
En las fotografías aéreas los coscojares se pueden ver en bosques
densos y
en áreas boscosas abiertas, o incluso en matorrales. En las imágenes
aéreas se pueden confundir con encinares, aunque como se ha dicho
anteriormente suelen tener un tamaño mucho menor.
Por último, es necesario recordar que el ser humano ha
tendido a favorecer esta especie puesto que los coscojares han
sido empleados para el pastoreo de cabras y ovejas, la producción de
leña, la caza extensiva, la apicultura... (Blanco et al, 1997).
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Coscojar en el Regajal, en Aranjuez (Comunidad de Madrid). Fuente:
Blanco et al, 1997.
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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Alcornocales:
Actualmente se conservan muy pocos alcornocales semi-naturales puesto
que la industria del corcho ha transformado de sobremanera este tipo de
bosques, de hecho, el 93% de los alcornocales de la península Ibérica,
son de propiedad privada (Blanco et al, 1997).
Los alcornoques (Quercus
suber) presentan una fisiología y una fisionomía similar a
las encinas, ambas especies son esclerófilas y están adaptadas a las
particularidades climáticas de la zona mediterránea (excesiva
luminosidad, el periodo de sequía coinciden con las altas temperaturas
veraniegas, hay frío invernal, heladas tardías...), aunque el
alcornoque, a diferencia de la encina, aparece entre los 0 y los 800
metros de altitud, en áreas húmedas con unos 600 o 1.000 mm. de
precipitación anual, prefiere lugares con sustratos básicos y algo
arenosos, y suele huir de áreas excesivamente frías y/o calcáreas.
En la península Ibérica las principales formaciones de alcornoques se
sitúan en Portugal, aunque también ser pueden ver buenos alcornocales
en Jimena de la Frontera y en Alcalá de los Gazules (Cádiz), la sierra
de las Nieves (Málaga), sierra Calderona (Valencia), Liébana
(en
Cantabria), Zumaya (en Guipúzcoa), Jerez de los Caballeros
(Badajoz), las sierras de Huelva, Sevilla, Girona, Ciudad
Real...
(Blanco et al, 1997).
En la naturaleza, los alcornoques pueden formar bosques puros (bastante
densos y homogéneos), pueden aparecer de manera aislada, o en bosques
mixtos con encinas (en el oeste y sobretodo en el sur de la península
Ibérica) y menos frecuentemente, con quejigos, robles andaluces, robles
pubescentes y con coscojas.
En las fotografías aéreas las copas de los alcornoques adultos tienen
un color verde claro brillante y suelen ser grandes. Normalmente son
árboles muy robustos y sus copas generalmente aparecen muy juntas, casi
solapadas (salvo que estén en una dehesa). En los alcornoques jóvenes
aunque tengan copas grandes poseen una especie de calva en el centro de
la copa e inicialmente tienen un aspecto transparente y redondeado, y
su color es muy claro.
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Bosque de alcornoques en el Parque Natural de los Alcornocales, en
Cádiz.
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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Otras
agrupaciones arbóreas:
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Acebuchales:
Los acebuchales son bosques de olivos silvestres, acebuches, azucheras,
bordizos, zambujos... es decir, de Olea
europaea var. sylvestris.
Estos
árboles se diferencian del olivo (Olea
europaea) principalmente por su porte arbustivo, sus hojas
ovaladas y de menor tamaño, y porque su fruto, la oliva, también es de
menor tamaño (wikipedia, 2014). Los acebuches son árboles perennifolios
que normalmente no suelen pasar de los 15 metros de altura. Los
ejemplares de mayor edad suelen tener una corteza grisácea muy
agrietada, y sus hojas son opuestas, pecioladas, enteras y de color
verde oscuro (Castroviejo et al, 1986-2012).
Puesto que el proceso de domesticación del olivo ha sido común en
distintos países de todo el mundo a partir de unos primeros árboles
domesticados inicialmente a lo largo de la costa del mar Mediterráneo
actualmente, tanto el olivo, como su homólogo silvestre, el acebuche,
tienen una amplia distribución a nivel mundial, principalmente en áreas
con clima mediterráneo, y muestran una gran riqueza de subespecies,
variedades, especies artificiales, locales y especies híbridas (más de
250 tan sólo en España según Castroviejo et al, 1986-2012).
De manera
natural está presente en casi todas las áreas boscosas mediterráneas de
la península Ibérica y las islas Baleares, excepto en el
noroeste
peninsular y en las áreas de montaña. Los mejores acebuchales naturales
se encuentran en el sur de la península, principalmente en Cádiz, y en
la isla de Menorca, en donde existen acebuchales puros.
En la naturaleza el acebuche aparece en los claros del bosque, sotos,
laderas, roquedos, acantilados marinos.... y en diferente substratos:
calcáreo, arcilloso o silíceo (Castroviejo et al, 1986-2012). Vive
entre los 0 y los 1.000 metros de altitud, y aguanta muy bien el calor,
pero es sensible al frío, especialmente a las heladas. Aunque puede
formar bosques puros, generalmente suele aparecer como especie
acompañante en bosques de encinas, quejigos y alcornoques; en
matorrales junto a lentiscos, mirtos, palmitos y espinos negros; o
cultivado (wikipedia, 2014).
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Acebuchal en S'Albufera des Grau, en Menorca. Fuente: Mapa forestal de
España (MF50).
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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formaciones arbóreas de la Iberia mediterránea...
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