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Roble
andaluz y encinares)
Se recomienda ver la pequeña guía de
identicación de los robles de la península Ibérica para poder
identificar in situ las principales especies: robles de España.
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Bosques de roble andaluz:
El roble andaluz, roble moruno o quejigo
canario (Quercus
canariensis) es un árbol perenne o subpersistente. En
España sólo existen pequeñas manchas de este tipo de árbol en Andalucía
(principalmente en sierra Morena, en la sierra de Aracena y en el
macizo del Aljibe) y en la provincia de Barcelona. Está ausente en
Canarias, a pesar de su nombre científico. Vive entre los 100 y los
1.000 metros de altitud, en áreas con una temperatura media anual que
se sitúa entre los 12 y los 16 ºC, unas precipitaciones que superan los
600 mm. anuales y en donde no hay una sequía estival muy pronunciada.
El roble andaluz es silicícola, sólo se desarrolla sobre sustratos
ácidos o básicos descarbonatados formados por areniscas, pizarras o
granitos principalmente. Prefiere suelos profundos y frescos y por
ello, suele situarse en vertientes húmedas, y en vaguadas y cauces en
donde se acumula agua del subsuelo (Blanco et al, 1997).
Es un árbol alto (de unos 30 metros) que
suele tener una amplia copa que en las fotografías aéreas normalmente
aparece de color verde claro. Generalmente, forma bosques densos,
pluriestratificados y muy diversos, aunque actualmente, debido a la
intervención del ser humano es muy común observar bosques de roble
andaluz adehesados o muy aclarados. El estrato arbóreo suele dominar, y
cubre el 70% y 90% de la superficie. Los bosques pueden ser puros,
aunque normalmente este roble suele estar acompañado por otras especies
de caducifolias frondosas, por pinos, encinas o alcornoques. Los
estratos arbustivo y herbáceo, suelen ser muy diversos, pero su número
y el espacio que ocupan, varían en función de la distancia a la que
estén los árboles principales y en función de la región en la que se
ubiquen (Blanco et al, 1997).
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Bosque de robles canarios y alcornoques en el Puerto del Tinaón en
Jimena de la Frontera (Cádiz), dentro del Parque Natural de los
Alcornocales.
Fuente: Mapa forestal de España (MFE50 Cádiz).
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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Encinares:
Los encinares (Quercus
ilex) son los bosques más característicos del bioma
mediterráneo. Aunque deberían dominar el mapa forestal de la península
Ibérica (muchos autores piensan que tendrían que ocupar más de las tres
cuartas partes de la península), sólo se conserva un 10% de su espacio
potencial, y de ese reducido porcentaje, la mayor parte corresponde a
encinares degradados y encinares transformados en dehesas. Actualmente
sólo se mantienen pequeños encinares seminaturales en zonas rocosas de
difícil acceso para el ser humano (Blanco et al, 1997).
Desde siempre, la encina ha tenido un gran interés para el ser humano
puesto que éste ha aprovechado sus bellotas como alimento para el
ganado; su madera como combustible y como material de construcción: y
su hábitat como área de pastoreo, zona de caza o como espacio agrícola.
En la península Ibérica existen dos variedades de encinas: la encina o
carrasca (Quercus ilex
subsp. balllota
= Quercus ilex
subsp. rotundifolia)
y la alzina (Quercus ilex
subsp. ilex).
La encina es un taxón muy poco exigente a nivel climático, a nivel de
humedad y a nivel edáfico, por lo que aparece en casi toda la península
salvo en áreas extremadamente áridas, y en áreas de alta montaña en
donde los bosques de encinas o carrascales son sustituidos por pinos,
quejigos, melojos... La alzina requiere más humedad que la encina y se
aleja de áreas con climas contrastados o continentales, por ello,
tiende a situarse en áreas bajas cercanas a la costa y en relieves
sublitorales (principalmente en las vertientes orientadas hacia el
mar), en la costa catalana, y en las sierras de las islas Baleares
(aunque sólo en Menorca y Mallorca). Entre estas dos subespecies
aparecen taxones intermedios en áreas de contacto, principalmente en la
cordillera Cantábrica (Blanco et al, 1997).
En la península Ibérica existen buenos bosques de encinas en Camparañón
(Soria), Montejo de Tiermes (Soria), Barahona (Soria), la ría de
Guernica (Vizcaya), Llanes y Rivadedeva (Asturias), Laredo, Santoña y
Castro Urdiales (Cantabria), Puebla de Trives (Orense), Ciudad Rodrigo
(Salamanca), Arribes del Duero (entre Salamanca, Zamora y Portugal), la
sierra de Guadalupe (Cáceres), Cabañeros (en Ciudad Real y Toledo),
Molina de Aragón (Guadalajara)... Por otro lado, también hay buenos
bosques de alzinas (alzinares) en Valdellós y Prades (en Tarragona), en
la montaña de Montserrat (Barcelona), en Olot (Girona), en la
sierra de Tramuntana (Mallorca)...
La encina formaría en su estado natural bosques muy densos (puros y
mixtos) con mucha biodiversidad y con un estrato arbóreo muy variado
formado por encinas, otras especies de quercus (como los alcornoques o
los quejigos), pinos, enebros, sabinas, madroños, coscojas, acebuches,
algarrobos... pero puesto que estos bosques han sido controlados por el
ser humano, actualmente es más común observar encinares (también
llamados carrascales) en donde las encinas dominan claramente el bosque
y en donde los árboles se reparten de manera dispersa. Por otro lado,
los estratos arbustivos y herbáceos, y el grupo de las lianas también
suelen ser muy ricos y diversos en su estado natural (aunque dependen
del sustrato, el tipo de suelo, el clima del lugar, la etapa serial del
bosque...), aún así, la acción del ser humano y el ganado también ha
empobrecido en gran medida el sotobosque de estos bosques.
En las fotografías aéreas las masas adultas de encinas suelen formar
bosques densos y muestran un color marrón oscuro o claro, verde
grisáceo o verde oscuro (dependiendo de la época del año). Los árboles
dan en la foto una sensación bidimensional o aplanada, y su copa suele
ser pequeña (salvo en ejemplares muy adultos). Por el contrario, en
bosques adehesados, los árboles suelen aparecer aislados y no se
entremezclan.
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Bosque de encina adehesado en El Pardo, Madrid.
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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Bosque mixto de encinas y pinos cerca del puente de Brunete, en la Com.
de Madrid.
Imagen del PNOA © Instituto Geográfico Nacional de España.
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