9.4. Estructura de la vegetación
A veces, el análisis fisionómico de las formaciones no es válido por sí
solo o es insuficiente. Es un análisis introductorio, es la base de un
estudio de vegetación, pero es recomendable completarlo con el análisis
estructural de la vegetación y con el estudio de la composición vegetal.
Las características
estructurales de la vegetación son básicamente “aquellas
relacionadas con la distribución espacial de la biomasa” (Aramburu y
Escribano, 2006). Es importante conocer la estructura de la vegetación
para saber cuál es su evolución y su dinámica, para estudiar el efecto
de un fenómeno puntual (un incendio, una erupción volcánica, una
riada...), para conocer la cliserie de un área montañosa, analizar el
efecto de los factores naturales y de las intervenciones humanas, para
realizar la cartografía de un área, en análisis bioclimáticos,
geobotánicos, corológicos, florísticos, ecológicos, edáficos...
(Arozena, 2000).
Todas las comunidades vegetales tienen una
estructura más o menos compleja que puede dividirse o definirse en dos
partes:
- Estructura vertical,
que es la distribución de las especies en capas o estratos en función
de su altura.
- Estructura horizontal,
que es la distribución de las especies en el espacio
(independientemente de su altura).
9.4.1. Estructura vertical de la vegetación
La estructura
vertical de la vegetación se observa a
través de la estratificación de la vegetación. Los estratos son según
Font i Quer (1953) “cada porción de masa vegetal de una comunidad
contenida dentro de un límite de altura determinado”. La estructura
vertical se puede determinar pues en función de la altura aunque es
recomendable diferenciar los estratos teniendo en cuenta también los
tipos biológicos o las formaciones, para obtener más información, poder
comparar unas comunidades con otras, y ver la evolución y el dinamismo
de la vegetación (Arozena, 2000).
La distinción del número de estratos
constituye un problema complejo y
existen diversas soluciones alternativas basadas unas en unos límites
altitudinales concretos y/o en los tipos biológicos (Ferreras, 1999).
De esta forma se puede dividir la vegetación
teniendo en cuenta las
formas vitales como en las clasificaciones de Arozena (2000) y Aramburu
y Escribano (2006):
Clasificación
de Arozena (2000) |
Clasificación de Aramburu y Escribano (2006) |
1. Estrato arbóreo (macrofanerófitos);
2. Estrato arbustivo (nanofanerófitos y caméfitos);
3. Estrato herbáceo (hemicriptófitos, geófitos y terófitos); y
4. Estrato muscinal (talófitos). |
1. Estrato
arbóreo;
2. Estrato arbustivo;
3. Estrato subarbustivo;
4. Estrato herbáceo;
5. Estrato muscinal;
6. Estrato escandente (de lianas); y
7. Estrato epifítico. |
Nota: puede
haber varios niveles de cada estrato, es decir, pueden aparecer por
ejemplo, dos estratos arbóreos, un estrato arbustivo y dos estratos
herbáceos. |
Aunque también se pueden usar los rangos (basados en la altura y en las
formaciones) de las clasificaciones de Raunkiær (1934), Küchler (1949,
1967), Dansereau (1951), Caín y Castro (1959) o de Godron (1968):
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En relación a la estratificación vertical algunos autores tienen en
cuenta la noción del modelo
arquitectural que se basa
según Ferreras (1999) “en la clasificación de los vegetales
según su arquitectura realizada durante los periodos favorables al
crecimiento”. En este modelo se puede diferenciar (según Braque, 1988)
entre:
- Árboles no
ramificados, cuya arquitectura se limita a un eje
vertical, una corona de hojas y raíces, y un único meristema que
asegura el desarrollo del aparato aéreo (Ferreras, 1999).
- Árboles con
ramificación compleja, en los que es difícil
distinguir los troncos y las ramas.
- Árboles
ramificados, en los que se distinguen claramente los
tallos y las ramificaciones y en los que aparecen numerosos meristemas.
Se subdividen en varios grupos: a) con estructura modular, como el
bananero o dragonero; b) modelos en que los ejes verticales responden a
la corriente distinción entre tronco y ramas, con funciones claramente
determinadas y diferenciadas; y c) modelos más complejos en los que el
crecimiento en altura resulta de la superposición de unidades mixtas,
en los que la parte inferior hace de tronco y la parte superior de
rama, a partir de una curvatura de radio variable (Ferreras, 1999).
La estratificación
de los sistemas radicales recibe
una considerable atención en estudios de pastizales (Weaver, 1920),
aunque normalmente los estratos del aparato subterráneo de las plantas
son ignorados (Ferreras, 1999).
Por otro lado, es necesario señalar que desde una fotografía aérea o
una imagen de satélite es fácil analizar la estructura horizontal de la
vegetación de un área pero es prácticamente imposible conocer la
estructura vertical de un bosque porque los estratos superiores tapan
la visión de los estratos inferiores. Por ello, es necesario realizar
un estudio de campo que complemente las labores de fotointerpretación.
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