Biogeografía  
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La grandeza de una nación y su moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados (Mahatma Gandhi)
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Tema 6. Distribución y corología \ 6.9. Endemismos.

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6.9. Endemismos


Los endemismos son taxones (pueden ser especies, géneros, familias...) o comunidades vegetales y animales, cuya "área es significativamente inferior al área media de los taxones de su mismo rango" (Costa, 1998). No siempre son especies con un área de distribución pequeña, como la Salsola genistoides que habita una pequeña región del litorial murciano y almeriense, al sureste de la península Ibérica (Alcaráz Ariza, 2008). También el orden de los monotremas (Monotremata), compuestos por los ornitorricos y los equidnas, es considerado endémico de la amplia región Australiana.

Los endemismos, tienen un gran valor biogeográfico, y por ello se han empleao habitualmente en la caracterización de los territorios (Costa, 1998). De hecho, en las clasificaciones de los reinos y regiones biogeográficas del planeta (ver capítulo de reinos biogeográficos) se tienen muy en cuenta el número y tipo de endemismos de cada zona.

En la formación de un endemismo intervienen muchos factores históricos (y paleontológicos), ecológicos, fisiológicos, antropológicos... Influyen, por lo tanto, elementos propios de la especie (como por ejemplo que esté adaptada a un rango térmico bajo o que tenga una baja tasa de dispersión de las diásporas) y elementos externos (bióticos, como la aparición de una especie competidora; o abióticos, como la formación de un sistema montañoso). Aunque la causa principal suele ser una reducción de su área de distribución o que el taxón haya quedado aislado.

Los endemismos pueden quedar aislados por las siguientes causas (o por la combinación de varias):

- Por un aislamiento geográfico, es una de las causas más comunes, por ello las montañas, las islas, los desiertos y las áreas con suelos especiales, suelen ser territorios con unas altas tasas de endemismos, y con una flora y una fauna muy original.

El endemismo montano (u orofitismo) es clave, aunque depende de muchos factores, y suele aumentar en función de la altura de la montaña y del aislamiento geográfico respecto a otros relieves. Las montañas suelen poseer muchos endemismos debido a que tienen un clima y una orografía muy peculiar (con suelos delgados, terrenos escarpados, peligro de aludes, inaccesibilidad, formación de microclimas...).

El porcentaje de endemismos puede ser muy variable, pero tiende a ser alto. La flora orófila endémica de los Apeninos (Italia) es del 13 %, de los Alpes Centrales (Italia, Francia, Suiza) es del 18%, en Pirineos supone un 14%, mientras que en sierra Nevada (España) es del 36% y en las montañas Corsas (Grecia) del 38% (Favarger, 1972). Pero en el monte Kenia (en Kenia) la cifra asciende a más del 80%, debido a que es una montaña-isla (en sentido biogeográfico), que se encuentra aislada, ya que no forma parte de ninguna cadena montañosa (Favarger, 1972).

De hecho, prácticamente todos los macizos montañosos del mundo poseen una flora y una fauna endémica que les caracteriza y que les diferencia de los demás, a pesar de tener incluso un origen ancestral común. Por ejemplo, hay numerosas especies endémicas distintas del género Gentiana, en los Alpes, el Himalaya y en las montañas de China; y dentro de la familia de las Gesneriáceas, la especie Ramonda myconi es endémica de los Pirineos, mientras que las especies Ramonda nathaliae y Ramonda serbica son únicas de los Balcanes.

Otros ejemplos de endemismos montanos muy característicos son, a nivel de plantas la Saxifraga florulenta situada en el parque nacional de Mercantour (Francia) o el Thymus godayanus que se localiza en las montañas más altas de la Comunidad Valenciana (España), y a nivel de animales, el majestuoso cóndor (Vultur gryphus) en los Andes o el tritón pirenaico (Calotriton asper) que se distribuye por los Pirineos (en España, Francia y Andorra) y por algunas montañas de Cataluña como el Montsec, la sierra de las Guillerías y el Montseny.

El endemismo insular (o insularismo) tiene una gran importancia, sobretodo en islas con grandes altitudes, como en Córcega; o en las islas volcánicas formadas recientemente y alejadas del continente, como las islas Canarias que surgieron en el Mioceno y que actualmente tienen unas 460 especies endémicas, de las 1.400 que componen la flora canaria, y unos 20 géneros endémicos, de los 330 que componen la flora canaria (Costa, 1998). Y en cuanto a fauna, de los 6.843 artrópodos presentes en las islas Canarias 2.704 son endémicos; de los 5.668 moluscos, son endémicos 2.172; y de los 123 cordados son únicos de las islas 22, 14 reptiles, 5 aves y 3 mamíferos (Esquivel et al, 2001).

Mapa de endemismos de Canarias
Mapa de endemismos de las islas Canarias.
Número de especies de cada grupo (Número de endemismos canarios).
Esquivel et al, 2001. Elaborado por Alberto Díaz, 2019.

En las islas, la tasa de endemismos de flora y fauna terrestre suele ser muy alta, puesto que el mar (o el océano) actúa como barrera y elemento aislante. En las islas Baleares (España) hay un 7% de plantas endemicas, 10% en Creta (Grecia) y un 30% en Córcega (Francia). Pero hay islas con porcentaje mucho mayores. En Madagascar los endemismos suponen un 65 % de la flora, en Nueva Zelanda existen alrededor de 1.000 especies vegetales endémicas, más del 72-80 % del total (Lacoste, 1973; Sanchis et al, 2004). Y en las islas del Pacífico el porcentaje de endemismos en muchos archipiélagos es enorme, en Hawai debido a su aislamiento geográfico y a su peculiar origen posee un 82-92% de endemismos,  y en Nuevas Hébridas y Nueva Caledonia los endemismos llegan casi al 100% (Costa, 1998).

En animales podemos destacar a gran parte de la fauna australiana, o la isla de Ceilán en donde más de la mitad de los reptiles y mamíferos son exclusivos de esa isla. O la isla de Madagascar en donde son endémicos todos los anfibios, el 90 % de los reptiles (la mitad de las especies de camaleones del planeta), el 55 % de sus mamíferos (como los lémures y los fosas) y el 50 % de sus aves (con cinco familias enteras endémicas: Bernieridae, Brachypteraciidae, Leptosomidae, Mesitornithidae y Vangidae) (IOC, 2016).

Aunque también hay islas con niveles muy bajos de endemismos como las islas Británicas (Ferreras, 1999). En Gran Bretaña la acción del ser humano, la uniformidad del clima y el hecho de que aún estuviera unida al continente europeo después de la última glaciación, hicieron que las islas sean pobres en especies endémicas animales y vegetales, salvo en las montañas de Gales y Escocia (Costa, 1998).

El endemismo desértico es la consecuencia de las especiales características de los desiertos. Estas áreas del planeta aparte de actuar como barreras naturales (que las independiza de otros entornos), también generan un ambiente particular que hace que las especies que se han adaptado a vivir allí presenten unos fenómenos de convergencia adaptativa muy característicos, y una mayor competencia frente a las especies que pretenden invadirlas.

En los desiertos la tasa de endemismos suele ser alta, a pesar de que haya pocas especies que puedan vivir en ellos. En el desierto del Sáhara se calcula que el 25% de las plantas son endémicas, y en el desierto de Sonora, la tasa de endemismo es del 26%, pero en las montañas que se encuentran dentro de estos desiertos la tasa es mucho mayor. Por ejemplo, dentro del desierto del Sáhara, en la meseta de Tassili la cifra aumenta al 40%, y en el macizo de Ahaggar o de Hoggar, la flora endémica representa el 60% del total de especies.   

El endemismo edáfico o edafismo, se forma por la adaptación de las plantas y los animales a suelos y sustratos característicos. En terrenos con suelos salinos, poco fértiles, con metales pesados y sustancias tóxicas (como cobre o mercurio), en áreas yesíferas, en sitios con silicatos básicos (dolomías, serpentinas...) y rocas calaminares (ricas en zinc), campos de dunas... suele haber una gran variedad de endemismos. Estos lugares con suelos especiales representan espacios aislados del entorno, y en ellos suelen vivir taxones muy especializados.

Como ejemplos de endemismos edáficos destacan las plantas serpentinícolas Cupressus sargentii de California (Estados Unidos), Silene pindicola y Arenaria serpentini de las cumbres del Pindo y del Olimpo (Grecia), o Digitalis laciniata y Teucrium reverchoni de las sierras Bermeja, Carratraca y del Agua (en el sur de España); plantas adaptadas a suelos dolomíticos como Anthyllis tejedensis, endémica de las sierras Béticas (también en el sur de España); y plantas endémicas y gipsófilas como Gypsophila struthium, Helianthemum squamatum, Lepidium subulatum, Ononis tridentata... (Costa, 1998).

- Por un aislamiento genético, que suele estar ligado a un aislamiento geográfico, puesto que es debido a una interrupción de la comunicación o relación de la especie o el taxón con sus comunidades vecinas. Generalmente, al producirse el aislamiento genético, los individuos que han quedado aislados deben reproducirse entre ellos, de manera endogámica, lo cual provoca cambios morfológicos (tras varias generaciones) o fenómenos de esterilidad que pueden hacer que la especie desaparezca.

- Por un cambio brusco de las condiciones del medio, el aumento de la aridez, las glaciaciones, las variaciones de temperatura y de humedad... puede generar cambios en las especies por adaptación a las nuevas condiciones o puede provocar las fragmentación de las áreas de distribución de las especies.


Dado a la gran cantidad de tipos de endemismos, éstos se suelen clasificar en función de su rango taxonómico, de su antigüedad, del territorio que ocupan y de su origen.

Los endemismos se dividen en función de su rango taxonómico en:
 
- macroendemismos o megaendemismo que se refieren a rangos superiores al de especie (géneros, familias, órdenes....), y suelen ser debidos a los movimientos de las placas tectónicas, como la subclase de los Prototheria, compuesta por ornitorrincos y equidnas, situados en la región de Australia.

- microendemismos, generalmente de origen más reciente, y referidos a especies, subespecies o variedades, como el Silene diclinis, un endemismo que se localiza únicamente en las proximidades de la localidad de Xátiva; o el Limonium mansanetianum que sólo se encuentra en una pequeña área de Valencia (Sanchis et al, 2004).


Los endemismos también se clasifican en función de su antigüedad (según Engler, 1882) en:
 
- paleoendemismos o endemismo relictos, son taxones antiguos, surgidos durante el Paleozoico y el Mesozoico. Representan especies aisladas filogeneticamente por la extinción de sus parientes más cercanos, y que frecuentemente tienen un alto nivel de poliploidia.

Muchos paleoendemismos, son endemismos residuales, es decir, en el pasado geológico estos taxones tenían un área de distribución mucho mayor al actual y estaban mucho más diversificados, pero hoy en día suelen ser las únicas especies de su grupo taxonómico y ocupan un espacio muy limitado (Costa, 1998; Mota et al, 2003).

Los paleoendismos más característicos, a nivel de plantas, son los ginkgos (Ginkgo biloba), únicos supervivientes de la clase Ginkgoopsida, que aparecieron en el Pérmico y tuvieron su mayor auge en el Jurásico (cuando unos 20 géneros y más de 100 especies de ginkgos ocupaban gran parte del hemisferio norte), pero que actualmente sólo viven de manera natural en las montañas del este de China (aunque se cultivan artificialmente en muchos jardines de Europa y América). También son paleoendemismos los bosques de secoyas gigantes (Sequoiadendron giganteum) y secoyas rojas (Sequoia sempervirens) de California (Estados Unidos); las metasequoias (Metasequoia glyptostroboides) de las provincias chinas de Sichuan y Hubei; la familia de las podocarpáceas (Podocarpaceae) de Chile, África y Nueva Zelanda; las araucarias (género Araucaria) de Sudamérica y  Nueva Caledonia; las welwitschias (Welwitschia mirabilis) del desierto del Namib, o Idria columnaris y Fouqueria splendens del desierto de Sonora (Costa, 1998).  

- y los neoendemismos, que son los taxones con un origen más reciente, formados a veces, después de las glaciaciones. De hecho, los procesos de formación de los neoendemismos siguen actuando en la actualidad.

Muchos neoendemismos o endemismos recientes, se forman como resultado de la especiación en medios aislados Mangenot (1972). Y muchos de ellos, aparecen en territorios con una historia geológica muy reciente (como islas volcánicas, desiertos...).

Como se puede observar en la siguente tabla, diversos autores han empleado conceptos sinóminos o muy parecidos, para referirse a los paleoendemismos y los neoendemismos.

Autor Endemismos antiguos Endemismos recientes
Engler (1882) Paleoendemismo Neoendemismo
Drude (1890) Endemismo relictual Endemismo secundario
Briquet (1901) Endemismo por conservación Endemismo por innovación
Braun-Blanquet (1929) Endemismo paleógeno Endemismo neógeno
Ridley (1925) Epibiótico Endémico
Herzog (1926) Endemismo antiguo Neoendemismo
Wherry (1944) Endemismo secundario Endemismo primario
Favarger y
Contandriopoulos (1961)
Paleoendemismo, 
patroendemismo, y
esquizoendemismo antiguo
Apoendemismo y
esquizoendemismo incoativo
Mangenot (1972) Endemismo pasivo Endemismo activo
Conceptos sinóminos de paleoendemismos y los neoendemismos. Mota et al, 2003; Alberto Díaz, 2020.


En función de su origen
, y teniendo en cuenta criterios sintaxonómicos, los botánicos Claude Favarger y Juliette Contandriopoulos (1961) clasificaron los endemismos en:

- esquizoendemismos son endemismos emparentados que se han formado a partir de un ancestro común, endémico o no, cuya área ha sido fragmentada y cuyas poblaciones siguen una diferenciacion gradual, lenta, progresiva, y simultánea en cada una de sus áreas (Costa, 1998; Mota et al, 2003). Los esquizoendemismos son endemovicariantes entre sí, y tienden a ocupar áreas disyuntas. Presentan  características cromosómicas muy parecidas (poseen el mismo número de cromosomas), y morfológicamente son todos muy similares.

Muchos endemismos de origen montano e insular son esquizoendemismos. Por  ejemplo, el género Hippocrepis (plantas de la familia Fabaceae) presenta diferentes especies muy similares (puesto que  tienen un origen muy reciente), pero con poblaciones diferenciadas en un territorio relativamente pequeño situado al este de la península Ibérica. La especie Hippocrepis valentinase se encuentra en la Comunidad Valenciana, entre las provincias de Alicante  y  Valencia; Hippocrepis balearica en la isla de Mallorca e Hippocrepis grosii en Ibiza.

Además, es importante tener en cuenta que los esquizoendemismos se forman independientemente de la antigüedad de la línea de parentesco (Mota et al, 2003). Existen esquizoendemimos antiguos o relictos, del Terciario, como Ramonda myconi del Pirineo (y R. nathaliae y R. serbica, de los Balcanes) o Viola cazorlensis (y V. kosanini de Montenegro y V. delphinianta del Monte Olimpo); y esquizoendemimos recientes, postpleistocénicos, como Petrocoptis o Andryala agardhii y A. maroccana (Blanca y Valle, 1986).

- paleoendemismos son "taxones aislados desde el punto de vista sistemático" (Mota et al, 2003). Pertenecen a géneros monotípicos, con una sola especie.

Los paleoendemismos no han tenido que originarse necesariamente en su área actual, y su distribución moderna suele ser una reliquia de un territorio antiguamente más amplio. Con frecuencia son diploides, pero no siempre.

En España destacan como paleoendemismos del Terciario la hierba de Rothmaler (Rothmaleria granatensis) y el pinsapo (Abies pinsapo) (Blanca y Valle, 1986).

- patroendemismos son taxones primitivos de carácter endémico y diploides que dan lugar a la formación, en las proximidades de su área, a taxones correspondientes con mayor nivel de ploidía (poliploides), y que son llamados taxones de sustitución (Costa, 1998; Mota et al, 2003). Suelen colonizar rápidamente grandes extensiones, y tienden a tener un área de distribución mayor que la del taxón patroendémico inicial (diploide).

Un ejemplo de patroendemismo es el de la pequeña planta andaluza Crepis granatensis (Blanca y Valle, 1986).

- apoendemismos son el caso contrario de los patroendemismos, es decir, "endemismos de carácter poliploide que tienen su origen en un territorio determinado por poliploidización a partir de un taxón diploide más o menos extendido en los territorios vecinos" (Costa, 1998). Es decir, los taxones derivan unos de otros, y los más recientes ocupan áreas más pequeñas que los más antiguos.

Cuando el ancestro (antecesor o precursor) diploide de un taxón apoendémico no se conoce o ha desaparecido, el endemismo cae en la categoría del esquizoendemismo (Mota et al, 2003).

Como ejemplo de apoendemismo ibérico destaca la silicícola Centaurea citricolor que es probablemente un autopoliploide de la calcícola Centaurea monticola (Blanca y Valle, 2003).

- criptoendemismos son taxones que tienen un gran potencial endémico pero que aún no han sido descritos. Generalmente, su número cromosómico es diferente al del taxón original (cuya distribuición es mucho más amplia), y son tan distintos morfológicamente que es imposible distinguirlos (Mota et al, 2003).


Por último, en función del territorio que ocupan las especies endémicas se dividen en:

- semiendémicas: en el caso de especies que sólo son endémicas en su período de migración.

- cuasiendémicas: cuando ocupan un área pequeña de distribución, pero también tienen pequeñas poblaciones marginales fuera de ese área.

 

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Alberto Díaz San Andrés (2011-2019), última actualización: enero de 2019.

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