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C1.2. Cartografía medieval
En la Alta Edad Media
(476-1000), en el mundo occidental, los mapas se alejan de la realidad
y representan el mundo teniendo en cuenta una concepción mística o
religiosa. En ellos, se pierde la idea de la esfericidad de la Tierra y
se cartografía el planeta como una especie de disco cortado por una T
que se forma con la intersección del mar Mediterráneo, el río Nilo y el
mar Negro, por ello este tipo de mapas se les denomina beatos o mapas de T en O.
Asia se sitúa al norte, Europa al suroeste y África al sureste.
Jerusalén suele estar en el centro del mapa y en el interior de los
continentes se suelen añadir símbolos primitivos, detalles geográficos
difíciles de interpretar, además de lugares y personajes míticos (como
el paraíso de Adán y Eva, el arca de Noé, la torre de Babel, el
infierno...). Un ejemplo de este tipo de mapas son los T en O
del Beato de
Liébana (701 o 730-798).
En la Baja Edad Media
(siglos XI al XV) surgen mapas de T en O más evolucionados, que aunque
mantienen una forma mística del planeta se van acercando un poco más a
la realidad. Destacan en este periodo el mapa de Hereford,
datado hacia el año 1300 y que se atribuye a Richard de Haldingham
(en Inglaterra); y el mapa
de Ebsdorf, realizado en torno a 1300 posiblemente por un
monje del monasterio benedictino de Ebstorf, en la Baja Sajonia
(Alemania), en el que la Tierra se representa sobre el cuerpo de
Jesucristo.
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Mapa de Mundi de Hereford expuesto en la Catedral de Hereford
(Inglaterra). Imagen con Licencia Dominio Público via Wikimedia Commons.
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Coetánea a la cartografía cristiana de la
Alta y la Baja Edad Media
aparece la cartografía
árabe. Mientras que en Europa los monjes
realizan mapas fantásticos muy alejados de la realidad, los cartógrafos
del mundo árabe hacen mapas muy precisos con una base astronómica,
geográfica y geométrica. Los árabes basan sus mapas en la cartografía
griega, y la actualizan. Recalculan la longitud de un grado terrestre,
crean sus propias proyecciones, construyen esferas celestes, usan sus
mapas para la enseñanza de la geografía...
Entre todos los
cartógrafos árabes destaca el ceutí Abū Abd Allāh Muhammad
al-Idrīsī (1100 - 1165 o 1166), quien en 1154
crea un gran
mapamundi conocido como la Tabula
Rogeriana o “deseo de quien
desea recorrer el mundo”. Para confeccionar este mapa, que acompaña con
un libro de geografía, Idrisi estudia las fuentes cristianas y
musulmanas, y recorre gran parte de los territorios cartografiados. El
resultado es un mapa con gran detalle, orientado hacia el sur (y no al
norte como ocurre en los mapas actuales), en donde se observa
perfectamente el perfil de Europa, el norte de África y gran parte de
Asia.
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Tabula Rogeriana de Al-Idrisi, Bibliotheque nationale de
France (MSO Arabe 2221). Licencia Dominio Público via Wikimedia
Commons. (*) Para apreciar la precisión del mapa de Al-Idrisi
se representa orientado hacia el norte (aunque el original está
orientado hacia el sur)
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Al final de la Edad Media, aparece un nuevo
tipo de cartografía,
los mapas o
cartas portulanas. Estas cartas son la consecuencia
del gran impulso que a partir del siglo XIII alcanzó la navegación en
el Mediterráneo. Obtienen su mayor perfección en los siglos XIV y XV,
gracias a la labor de italianos, catalanes y mallorquines, aunque a
partir del XVI con el desarrollo de la cartografía moderna empezaron a
decaer. Se basan en mediciones hechas con brújula y se caracterizan
porque su escala varía entre la 1:5.000.000 y la 1:3.000.000, y porque
están cubiertos por muchas líneas ixodrómicas que radian desde una gran
rosa da los vientos. Además, los portulanos, están orientados al norte
magnético (y no al geográfico), en ellos no hay rótulos en las zonas
emergidas (sólo escudos, banderas, retratos de reyes o simplemente
están en blanco), pero sí que aparecen muchos topónimos en las costas
(puertos, cabos, golfos y cualquier otro accidente costero), y casi
todos representan la misma zona: el Mar Mediterráneo y el Mar Negro.
Los
portulanos fueron una idea de los capitanes de la flota genovesa del
siglo XIII. El más antiguo es la carta
de Pisa o carta
Pisana
(alrededor de 1275 - 1300), pero la carta portulana más famosa es
el Atlas Catalán,
de Abraham y
Jafurda Cresques (o Atlas
de los Cresques) del año 1375. Esta obra está compuesta por 12 hojas de
70 x 50 cms., y difiere del resto de portulanos por su calidad y porque
abarca una gran extensión de terreno.
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Fragmento del Atles català por Cresques Abraham,
Bibliothèque Nationale de France.
Licendia Dominio Público via Wikimedia Commons. |
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de la cartografía moderna...
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