Bosques
de laurel, lauredas (Laurus
nobilis)
El laurel (Laurus nobilis) es
una planta laurácea,
originariamente tropical, pero que actualmente presenta una
distribución circunmediterránea. Además, es capaz de adaptarse a las
condiciones suaves y húmedas de la costa atlántica. Por ello, en la
península Ibérica se distribuye principalmente en el norte y en el
oeste, en las regiones de clima atlántico y clima mediterráneo-húmedo.
En el este, en el área mediterránea, no forma grandes masas (por la
sequedad del verano) y se refugia en barrancos y en vaguadas, y en el
centro de la península no está presente debido a la continentalidad del
clima (Blanco et al, 1997). Por otro lado, cabe destacar que es una
planta pirófita, que sabe beneficiarse de los incendios (Castroviejo,
1986-2012).
A nivel edáfico, los laureles pueden presentarse en casi cualquier tipo
de suelo, aunque para desarrollarse de manera óptima prefieren suelos
sueltos y con una cierta humedad (Ruiz de la Torre, 1991).
Morfológicamente el laurel es un árbol o arbolillo que suele tener una
altura de unos 5 o 10 metros. La copa es densa, muy frondosa, su tronco
suele crecer derecho, y su corteza es lisa y grisácea. Las hojas son
persistentes y coriáceas. Tienen un tamaño medio, de unos 6 a 15 cm.
por 2 a 5 cm., son oblongo-lanceoladas, glabras, enteras (o con el
margen ondulado), de color verde oscuro en el haz y claro en el envés.
Las flores son pequeñas y de color amarillo o blanco, y aparecen entre
febrero y abril. El fruto es una drupa carnosa, que se pone de color
negro cuando madura, generalmente, a principios del otoño (Ruiz de la
Torre, 1991; Castroviejo, 1986-2012).
Hojas nuevas (verde claro) y antiguas (verde oscuro) de laurel.
Fotografía de Alberto Díaz, 2016.
En la naturaleza el laurel surge formando pequeños bosques puros,
aunque normalmente aparece dentro de otros bosques o en formaciones
mixtas con robles, encinas, tilos, frenos, arces o junto con especies
de ribera (con sauces, chopos, alisos...), tanto en áreas naturales
como humanizadas (Blanco et al, 1997). En España ha sido una especie
ampliamente cultivada y naturalizada, debido a su valor aromático y
medicinal. La madera es densa, dura y produce un buen olor, las hojas
tienen propiedades aromáticas, sudorativas y estimulantes, y se usa
mucho como condimento. También se cultiva mucho por su valor ornamental
y paisajístico, puesto que resiste muy bien las podas. Por todo ello,
actualmente es difícil distinguir las poblaciones naturales y
antrópicas de laureles.
Actualmente, los mejores bosques de laurel puros o lauredas de la
península Ibérica se encuentran (según Blanco et al, 1997) en
Ambás (Asturias), en la desembocadura del río Purón (cerca de Andrín,
Llanes, Asturias), en la ría de Santiuste (Ribadedeva, Asturias), en
Sintra (Portugal), en los cantiles del barranco de Pareis (Mallorca), y
en la isla de Cortegada (Pontevedra), en donde se encuentra el mayor
bosque de laurel que existe en Europa (wikipedia, 2014).
|