Melojares,
robledales o bosques
de roble melojo (Quercus pyrenaica)
El roble melojo,
rebollo, tociu (en Asturias), tocorno (País
Vasco), marojo o simplemente roble (Quercus
pyrenaica) es un árbol con
un gran área de distribución (a pesar de su nombre científico), que
crece en el suroeste de Francia, en España, en Portugal y en el norte
de Marruecos. De hecho, aunque su nombre en latín sea roble del Pirineo
o roble pirenaico, en estas montañas sólo aparece (y no excesivamente)
en el extremo occidental (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).
Varios ejemplares de melojos unidos (en el centro de la imagen).
Melojar de El Escorial (Madrid, España). Fotografía de Alberto Díaz,
2015.
El intervalo altitudinal del melojo se sitúa entre los 400 m. y los
1.600 o 1.700 m. de altitud. Domina los pisos montanos y
supramediterráneos de la península Ibérica, y en condiciones óptimas de
humedad, puede bajar y ocupar el piso mesomediterráneo (Blanco et al,
1997). Es un árbol resistente a la sequía (Ferreras, 1987), aunque
necesita una precipitación mínima de unos 100 o 200 mm. en verano y una
precipitación media anual comprendida entre los 650 y 1.200 mm. (Blanco
et al, 1997). A nivel térmico, se sitúa en áreas con una temperatura
media mensual que va de -5º a 22ºC, preferiblemente en partes con
sombra (Blanco et al, 1997). Está muy adaptado a la continentalidad de
las temperaturas (se sitúa principalmente en áreas del interior de la
península), por lo que es raro que aparezca en áreas costeras con
influencia oceánica (Ferreras, 1987).
A nivel edáfico es un árbol acidófilo (prácticamente silicícola) y
calcífugo (Rubio, 1989; Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997). En la
península Ibérica destaca sobretodo en la región silícea, sobre
diversos materiales: pizarras, cuarcitas, gneis... El melojo, destaca
por ser un excelente creador de suelos, es capaz de mover y bombear una
gran cantidad de bases y sales del suelo, y gracias a su sistema
radicular horizontal es un gran estabilizador y fijador de suelos
(Blanco et al, 1997).
Bosque de melojos sobre un suelo granítico en la senda ecológica de El
Escorial (Madrid, España), entorno a la silla de Felipe II. Fotografía
de Alberto Díaz, 2015.
Muchos autores identifican el área de distribución del melojo con
ciertas regiones biogeográficas. El madrileño, Salvador Rivas Martínez
(1985, 1987), incluye el melojo como uno de los elementos clave de la
Provincia Carpetano-Ibérico-Leonesa (en la Región Mediterránea); el
catalán Oriol de Bolòs i Capdevila (1985) se basa en la distribución
del melojo para delimitar el territorio Carpetano-atlántico; y Polunin
y Smythies (1997), y Polunin y Walters (1989) usan el melojo para
ampliar hacia el sur la superficie de la región Eurosiberiana.
Morfológicamente, el melojo puede aparecer en forma de árbol bajo o
mediano (de 10 o 15 metros) o en forma de arbusto (Blanco et al, 1997).
Es raro ver ejemplares de 20 o 25 metros, aunque los melojos más viejos
llegan a alcanzar esa altura. En general, estos árboles suelen tener
una copa lobulada o subesférica, y su sistema radical suele estar
formado por una gran raíz principal de la que brotan muchas raíces
laterales que crecen próximas a la superficie del suelo. Estas raíces
secundarias, pueden surgir a la superficie y de ellas pueden llegar a
rebrotar pequeños arbolitos (como se puede ver en la imagen). De hecho,
en el sotobosque de los melojares suelen aparecer numerosos ejemplares
de pequeños melojos, que incluso, llegan a dominar también estrato
arbustivo (Blanco et al, 1997).
Pequeños ejemplares de melojo formando el sotobosque en el melojar.
Melojar de El Escorial (Madrid, España). Fotografía de Alberto Díaz,
2015.
Las hojas del melojo son caducas, en los ejemplares adultos, y
persistentes en los más jóvenes (Blanco et al, 1997). Tienen un color
verde oscuro en el haz, y verde claro en el envés. Normalmente están
recubiertas con unos pelillos, sobretodo en el envés, y suelen tener un
tamaño considerable, de unos 7 a 15 cm. de largo. El contorno de las
hojas es muy característico, está muy lobulado. Las ondulaciones del
borde de las hojas siempre están muy marcadas (Blanco et al, 1997).
Para diferenciarlo del resto de robles de España se recomienda usar
esta guía
de robles de la península
Ibérica realizada para esta web.
Hojas, copa y tronco de melojo. El Escorial
(Madrid, España). Fotografías de Alberto Díaz, 2015.
Geobotánicamente, los melojares pueden formar bosques mixtos junto con
otras especies como robles, pinos, abedules, encinas, quejigares,
alcornocales... (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997)
ver bosques mixtos
eurosiberianos y bosques
mixtos mediterráneos. Aunque, en general, son más comunes los
melojares
puros, en donde el roble melojo domina el territorio, apareciendo en
los estratos arbóreo, subarbóreo y arbustivo. Esto es posible debido a
que es un árbol resistente, capaz de rebrotar con facilidad de cepa o
de raíz, lo que hace que pueda extenderse con facilidad en forma de
matorral rastrero (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).
Pero, aunque el melojo domine el estrato arbóreo y arbustivo, en
general, los melojares son pobres en especies. Suelen acompañarle de
forma esporádica algunas hayas (Fagus
sylvatica), abedules
(Betula spp.),
robles (Quercus spp.),
acebos (Ilex
aquifolium), avellanos (Corylus avellana),
fresnos (Fraxinus
angustifolia), pinos (Pinus
pinaster y P.
sylvestris), arces
(Acer spp.)...
(Ferreras, 1987).
El sotobosque de los melojares es similar al del roble común debido a
las semejanzas mesológicas de ambos árboles (Blanco et al, 1997). Suele
haber un estrato arbustivo pobre, dominado por el propio melojo
(Quercus pyrenaica),
y un estrato herbáceo muy poco denso en donde los
que dominan son los hemicriptófitos (Ferreras, 1987; Blanco et al,
1997). Las plantas más comunes del estrato herbáceo de los melojares
son: los helechos, las festucas (Festuca
heterophyla y F. rubra), el trigo
vacuno (Melampyrum
pratense), la Melica
uniflora... y otras gramíneas, además
también suelen estar presentes las luzulas (Luzula
forsteri y L. sylvatica), los
dientes de león
(Hieracium murrorum),
leguminosas como Lathyrus
montanys...
(Ferreras, 1987). Además, suele haber trepadoras, como la nueza negra
(Tamus comunis)
y la madreselva (Lonicera
peryclymenum), líquenes y
musgos (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).
Estrato |
Especies |
Árboles
|
Domina el
melojo (Quercus pyrenaica),
pero pueden aparecer de forma esporádica
algunas hayas (Fagus
sylvatica), abedules (Betula
spp.), robles
(Quercus
spp.), acebos (Ilex
aquifolium), avellanos (Corylus avellana),
fresnos (Fraxinus
angustifolia), pinos (Pinus
pinaster y P.
sylvestris), cerezos silvestres... |
Arbustos |
Domina el
melojo en forma de arbusto, y suele estar acompañados de manera
espontánea por arándanos (Vaccinium
myrtillus), madroños (Arbutus
unedo), arraclanes (Rhamnus
frangula), retama blanca (Genista florida),
retama negra (Cytisus
scoparius), rosas silvestres (Rosa spp.)..... |
Hierbas |
Aparece una
buena variedad de hierbas: los helechos (Blechnum spicant, Pteridium
aquilinum), muy abundantes en los claros del bosque, las
festucas
(Festuca heterophyla
y F. rubra),
el trigo vacuno (Melampyrum
pratense), la Melica
uniflora... y otras gramíneas, además también
suelen estar presentes las luzulas (Luzula
forsteri y L.
sylvatica),
los dientes de león (Hieracium
murrorum), leguminosas como Lathyrus
montanys... |
Otros |
Suele haber
trepadoras como la hiedra (Hedera
helix), la nueza negra (Tamus
comunis) y la madreselva (Lonicera peryclymenum),
además de musgos y
líquenes... |
Principales
especies en los
pinares de pino negro (Ferreras et al, 1987; Blanco, et al, 1997). |
En esta fotografía el sotobosque del melojar es muy escaso debido a la
naturaleza rocosa
del sustustrato. Melojar de El Escorial (Madrid, España). Fotografía de
Alberto Díaz, 2015.
Por el contrario, en esta imagen se aprecia un sotobosque mas variado y
un mayor grado de recubrimiento del suelo. Melojar de El Escorial
(Madrid, España). Fotografía de Alberto Díaz, 2015.
Pero a pesar de esta descripción general, existen varios tipos
de melojares debido a la gran variedad de ambientes en donde
pueden desarrollarse. En la obra colectiva de Los Bosques
Ibéricos (Blanco et al, 1997) los melojares se
dividen
teniendo en cuenta características geográficas y bioclimáticas, en los
siguientes tipos:
- Melojares
cantábricos: son los melojares más
típicamente eurosiberianos o medioeuropeos, y los más oceánicos. Se
sitúan en la cordillera Cantábrica, entre los 600 y los 1.200 metros de
altitud, en áreas en donde se superan los 1.000 mm. anuales.
Generalmente ocupan las áreas menos húmedas, y dejan a los robledales,
los hayedos, los abedulares y los bosques mixtos, las partes más
húmedas (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).
Las especies arbóreas más típicas que acompañan al melojo en estos
bosques son el carballo, los arces y los fresnos. Entre los arbustos
destacan los piornos, los brezos, los majuelos, las zarzamoras... y
entre las herbáceas las más comunes son: Melampyrum pratense,
Linaria triornito, Teucrium scorodonia, Poa nemoralis, Deschampsia
flexuosa, Pteridium aquilinum... (Blanco et al,
1997).
Los mejores melojares cantábricos se encuentran en el Parque Natural de
Izki (en Álava), en La Liébana y solana de Peña Sagra (en Cantabria),
en Cebreiro y Seoane (en Galicia), en las inmediaciones de Velilla de
Río Carrión (Palencia)... (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).
- Melojares del interior
peninsular: están adaptados a
condiciones más secas que las que aparecen en los melojares
cantábricos, a un ambiente mediterráneo. La falta de competencia con el
haya y el clima, permite ascender a los melojos a una mayor altitud, y
ocupar un territorio mayor (Ferreras, 1987). De esta forman se
extienden por gran parte del interior de la península Ibérica, desde
los montes galaico-leoneses hasta la Submeseta sur.
Dentro de este tipo de melojares hay una gran variedad de subtipos,
aunque son difíciles de identificar y delimitar, tanto a nivel
geobotánico como fitosociológico (Blanco et al, 1997). En función de
las precipitaciones, las temperaturas y los pisos bioclimáticos que
ocupan, Blanco et al (1997) los subdividen en tres tipos: melojares
galaico-leoneses, estrellenses y del Sistema Ibérico norte; melojares
del tramo medio del Sistema Ibérico y Central; y melojares de la
Submeseta sur.
Cabe destacar, por su accesibilidad, dentro de este grupo, el bosque de
melojos situado en el entorno de Las Machotas y la Silla de Felipe II
(en El Escorial, Madrid). Es un bosque histórico, que pertenece al
Patrimonio Nacional, y que posee una gran variedad de especies. Aunque
los rebollos jóvenes dominan este territorio, les acompañan una buena
variedad de especies arbóreas: enebros, castaños, arces de Montpellier,
fresnos....
En la fotografía se pueden ver en la parte inferior, en primer plano,
árboles de melojos,
a la izquierda, en las laderas de las machotas (1.404 y 1.460 m.)
aparecen bosques de melojos con castaños y otras especies (en verde
claro con tonos amarillos), y a la derecha, como contraste, se ve el
cerro de la Cabeza (1.680 m.) en cuyas laderas surgen (en
tonos verdes oscuros), bosques de pinos silvestres. El Escorial
(Madrid, España). Fotografía de Alberto Díaz, 2015.
Fotografía con más detalle del bosque de melojos con arces, fresnos,
castaños... situado en la subida a las Machotas. El Escorial (Madrid,
España). Fotografía de
Alberto Díaz, 2015.
- Melojares béticos: se
extienden tímidamente por el sur de
sierra Morena, principalmente en sierra Nevada. Estos melojares no
forman grandes bosques, sólo pequeños rodales en ciertos nichos
ecológicos (áreas con suelos ácidos o neutros, orientaciones umbrosas,
cabeceras de ríos...). Aún así, poseen una gran riqueza y originalidad
(Blanco et al, 1997). Aparecen formando bosques puros, en los que sugen
de forma esporádica encinas, mostajos o arces; o formando bosques
mixtos junto con melojos, arces, fresnos, abedules, quejigos... (Blanco
et al, 1997).
Los melojares béticos se desarrollan en lugares en donde la
precipitación anual no es suficiente para que los árboles se
desarrollen, por ello se ven obligados a captar la humedad ambiental o
a tener un comportamiento casi ripícola (Blanco et al, 1997).
- Melojares orientales: en
este grupo se incluyen melojares
relictos de las costas de Levante. Concretamente aparecen en la sierra
de Prades (Tarragona) y en las sierras de Penyagolosa, Pina y del
Espadán (Castellón), siempre entre los 800 y los 1.500 metros de
altitud, entre los pisos de la encina y el quejigo, y el piso de los
pinos albares (Blanco et al, 1997).
En general, las etapas de sustitución de todos estos
tipos de bosques de melojos están representadas por los piornales en un
primer término. Después, por los brezales, en áreas húmedas y lluviosas
(principalmente con brezo rojo, Erica australis o
brezo blanco, Erica
arborea), o por los jarales
(principalmente de jara estepa, Cistus laurifolius),
cuando la
degradación es más avanzada y el área es más o menos húmeda.
Finalmente, la etapa de mayor degradación está representada por
pastizales más o menos húmedos (Ferreras, 1987).
Actualmente, el roble melojo tiene un gran territorio aunque éste está
muy degradado, y suelen ser comunes los melojares en forma de matorral
rastrero y los melojares adehesados. Su área de distribución ha sido
diezmada debido a que el melojo se ha empleado para la obtención de
leña y carbón (Blanco et al, 1997), y su territorio ha sido sustituido
por tierras agrícolas, pastos, prados, o por otros árboles,
generalmente pinos y algunos eucaliptos (Ferreras, 1987; Blanco et al,
1997).
El melojo forma bosques puros, mixtos o en forma de dehesa,
prácticamente en todo el cuadrante noroccidental de la península
Ibérica (salvo en el interior de la cuenca del Duero) y en algunos
puntos concretos de las sierras andaluzas. Como se ha indicado, aparece
en Galicia (sobretodo en el suroeste), en la vertiente meridional de la
Cordillera Cantábrica, en los Montes de León, en la cuenca del Duero
(sobretodo en León, Salamanca y Zamora), en el norte y en el sur del
Sistema Central, en el Sistema Ibérico, en el sur de Cataluña, en los
Montes de Toledo, en la cordillera Bética... y en pequeños bosques
occidentales en los Pirineos (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997).
Los mejores ejemplares de bosques de este tipo de robles se encuentran
en el macizo de la Queixa (en el Parque Natural de O Invernadeiro,
Orense), en la sierra de Ancares (entre León y Lugo), en la sierra de
El Caurel (Lugo), en la cuenca media y alta del Narcea (Asturias), en
La Liébana (Santander), en la sierra de urkilla (Euskadi), en el norte
de Guardo (Palencia), en Cervera de Pisuerga (Palencia), en Rioscuro
(León), en el Moncayo (entre Zaragoza y Soria), en Prades (Tarragona),
en la sierra de Ayllón (Guadalajara, Segovia y Madrid), Guadarrama
(Madrid), en el valle del Tiétar (Ávila), en los Montes de Toledo
(Toledo), la Alpujarra (Granada), sierra de Segura (Jaén)... (Ferreras,
1987; Blanco et al, 1997).
A continuación se muestra una fotografía área de Bustarviejo (Madrid)
en donde puede apreciarse la estructura de este tipo de bosques.
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