Abedulares,
bosques de abedul (Betula alba y Betula pendula):
Las dos especies más importantes de abedul en España y Europa
son: Betula alba (=Betula pubescens)
y Betula pendula.
Ambas se dividen en varias subespecies y
variedades debido a fenómenos de cruzamiento de la especie y debido
también a los continuos cambios en el territorio de los abedulares
durante los periodos glaciares e interglaciares del Cuaternario (Blanco
et al, 1997).
Algunos autores como Ferreras (1987) diferencian otras
especies de abedul, como Betula
celtiberia que
aparecería en casi toda la península (siendo una versión ibérica
de Betula alba),
y Betula
parvibracteata, exclusiva
de los Montes de Toledo; y otros científicos además, añaden otras
especies como Betula
fontqueri, Betula
aetnensis... Aun así, actualmente, en la Flora
Ibérica (Castroviejo et al, 1986-2012), la obra
de referencia
de la taxonomía vegetal en España, diferencia, en función de la
pubescencia de los ramillos jóvenes, dos especies: Betula
alba subdividida en Betula
alba var. alba y Betula
alba var. glabrata; y Betula
pendula, subdivida a su vez en Betula
pendula subsp. pendula y Betula
pendula subsp. fontqueri, y
recuerda que pueden
aparecer ejemplares de abedul con características intermedias, y más
raramente individuos híbridos.
En general, los abedulares,
presentan una amplia distribución en
Europa, y aunque sus poblaciones se van reduciendo hacia el sur, y van
ganando altitud (Blanco et al, 1997). En la Península Ibérica aún
mantienen algunas formaciones considerables, pero no grandes bosques
puros (Ferreras, 1987).
Los abedules, son árboles heliófilos (requieren mucha luz), tienden a
situarse en áreas montañosas (desde los 500 a los 1.600 metros de
altitud), riberas, cañones, fondos de valle, turberas... y soportan
grandes oscilaciones térmicas, inviernos muy fríos, y veranos muy
calurosos. A nivel edáfico prefieren que el suelo tenga cierto grado de
humedad y que el sustrato sea preferiblemente ácido (Ferreras, 1987;
Blanco et al, 1997). Los abedules son poco exigentes en nutrientes y
necesitan estar bien iluminados (no suelen aparecer en bosques
umbrófilos), por ello, son capaces de colonizar espacios vacíos,
deforestados, incendiados... (Castroviejo et al, 1986-2012; Blanco et
al, 1997). Además, tienen una gran capacidad para expandirse
rápidamente (en condiciones favorables) gracias a su alta producción de
frutos ligeros y alados, su regeneración vegetativa y su rápida
germinación (Blanco et al, 1997).
Morfológicamente las dos especies suelen tener una gran altura (hasta
20 o 25 metros), y ambas tienden a tener el tronco con la corteza lisa,
exfoliable en láminas y de color blanco o amarillento, cuando son
jóvenes, y grisácea o negruzca y agrietada, cuando son más adultos. Las
hojas de ambas especies tienen el borde aserrado y son pecioladas, las
dos poseen unos característicos amentos (masculinos y femeninos), unas
inflorescencias colgantes y caducas, que crecen en las ramas, cerca de
la base de las hojas (Castroviejo et al, 1986-2012).
Pero, evidentemente, también existen diferencias morfológicas entre las
dos especies de abedul que se presentan en la península
Ibérica. Betula
alba suele tener un porte cónico o
piramidal, y un tronco corto y poco ramificado. Las hojas son pequeñas
o medianas, tienen formas romboidales u ovaladas; y los aquenios tienen
las alas iguales o poco más estrechas o anchas que la parte seminífera.
Mientras, Betula
pendula, suele ser mayor
que Betula alba,
su copa tiende a ser redondeada e irregular,
y sus ramas suelen ser colgantes, al menos en parte. Las hojas son
pequeñas o medianas, con forma de rombo o de óvalo; y
los aquenios tienen las alas generalmente más anchas que la
parte seminífera (Castroviejo et al, 1986-2012).
Copas de abedules cerca del arroyo del Sestil, en Canencia (Comunidad
de Madrid, España).
Detalle de la hoja y el tronco del abedul. Imágenes
tomadas en el Puerto de Canencia (Comunidad de Madrid, España).
Fotografías de
Alberto Díaz, 2015.
Geobotánicamente, el abedul pubescente (Betula alba)
aparece en muchas
áreas del centro y del norte de la península, principalmente en Galicia
y en los Pirineos occidentales, y también en el Sistema Central (desde
Portugal hasta Soria) y en el Sistema Ibérico. El abedul común (Betula
pendula) por su parte, tiende a situarse en el noreste, en
el sur y en
el centro de la península Ibérica, en los Montes Vascos, en los
Pirineos orientales, en los Montes de Toledo... Las dos especies
muestran áreas de contacto en algunas áreas, principalmente en Euskadi
y los Pirineos (Blanco et al, 1997).
Los abedules son especies eurosiberianas y submediterráneas, y forman
bosques puros, bosques mixtos (junto con robles, pinos, hayedos...),
bosques de ribera, pequeñas masas, rodales más o menos densos, o pueden
aparecer aislados en robledales, hayedos, melojares, pinares
(especialmente de pino negro)... (Blanco et al, 1997). A continuación
se muestran los ejemplos más característicos en los que suelen aparecer
formaciones
de abedul (según Blanco et al, 1997):
- Cuando los abedules forman bosques puros,
aparecen en
pequeños rodales. Los árboles suelen estar muy agrupados y su
cobertura puede llegar al 100%, aun así, la estructura de los árboles
permite pasar la luz y puede desarrollarse un estrato herbáceo variado
(Blanco et al, 1997).
Pequeño bosque de abedules cerca de la chorrera de Mojonavalle, en
Canencia (Comunidad de Madrid, España). Fotografías de Alberto Díaz,
2015.
- Cuando aparecen dentro de bosques
dominados por otras
especies, el “abedul presenta un comportamiento serial”
(Blanco et al,
1997). Aquí, los grupos de abedules se introducen dentro de los
robledales (principalmente de Quercus
petrea y Q. robur), hayedos, pinares (sobretodo
de Pinus syllvestris) o abetales, en espacios que han sido
destruidos por causas naturales o humanas (Blanco et al, 1997).
Ejemplar de abedul dentro de un pinar en el Puerto de Canencia, en
Canencia (Comunidad de Madrid, España). Fotografías de Alberto Díaz,
2015. En el siguiente enlace se puede ver
otra foto en
detalle del mismo árbol.
- Es frecuente, sobretodo en zonas eurosiberianas, que
aparezcan bosques
o bosquetes de abedules en áreas de ribera.
En estos casos, los abedules se mezclan con los alisos, los chopos, los
fresnos... en los márgenes de los ríos cantábricos, fundamentalmente,
en áreas de media y alta montaña (Blanco et al, 1997).
Grupo de abedules en el arroyo del Sestil, en Canencia (Comunidad de
Madrid, España).
Fotografía de Alberto Díaz, 2015.
- En las turberas,
los abedules, son los primeros árboles
capaces de colonizar estos medios. Aunque en España los medios turbosos
o higroturbosos no son muy habituales, existen áreas con mal drenaje y
con características similares a las turberas. Éstas áreas pueden llegar
a tener un tamaño relativo y una profundidad considerable (de decenas
de metros), y en ellas son relativamente comunes los ejemplares de
abedul (Blanco et al, 1997).
A nivel fisionómico y estructural, aunque existen diferentes tipos de
abedulares, en función de los medios en donde se presenten, se puede
definir la estructura de un abedular más o menos típico. En general, se
puede afirmar que los bosques de abedules no tienen un cortejo
florístico propio, las plantas que les acompañan son prácticamente las
mismas que aparecen en los robledales y en los hayedos
acidófilos (Ferreras, 1987).
El estrato arbóreo, en los bosques puros de abedules, suele tener una
alta cobertura, cercana al 100%. Las copas de los abedules tienden a
tocarse entre ellas. Aún así, el follaje suele ser poco denso, por lo
que deja pasar una buena parte de la luz al resto de los estratos
(Blanco et al, 1997). Los abedules suelen dominar este estrato, con una
altitud media de unos 10 o 15 metros. Pero pueden aparecer otros
árboles de menor talla, como los serbales (Sorbus aucuparia),
robles
(Quercus spp.),
arces (Acer spp.),
fresnos (Fraxinus
excelsior), cerezos (Prunus
avium), acebos (Ilex
aquifolium), sauces
(Salix spp.)...
(Blanco et al, 1997).
El estrato arbustivo y herbáceo dependen de la densidad del estrato
arbóreo. Si la densidad es alta, el estrato arbustivo es pobre, pero
habrá suficiente luz para que aparezca un buen estrato herbáceo lleno
de gramíneas y diversas hierbas que colorean de verde el suelo. En
cambio, si la densidad arbórea es menor, tienden a aparecer más
especies arbustivas (Blanco et al, 1997).
Estrato |
Especies |
Árboles
|
Aparecen
abedules (Betula alba
y B. pendula),
junto con serbales (Sorbus
aucuparia), robles (Quercus
spp.), arces (Acer
spp.), fresnos (Fraxinus
excelsior), cerezos (Prunus
avium), acebos (Ilex
aquifolium), sauces (Salix
spp.).... |
Arbustos |
Son
habituales los arándanos (Vaccinium
myrtillus), piornales, brezos (Erica arborea),
brecina (Calluna vulgaris)... |
Hierbas |
Helechos comunes (Pteridium aquilinum),
gramíneas (Deschampsia
flexuosa y Holcus
mollis), luzulas (Luzula
sylvatica), saxífragas (Saxifraga spathularis),
uvas de zorras (Paris
quadrifolia), martagón (Lilium martagon)... |
Otros |
Musgos y
otras especies. |
Principales
especies en los
abedulares (Ferreras, 1987; Blanco et al, 1997). |
Las etapas de sustitución de los abedules está representada en un
primer lugar por los piornales, después por los brezales, y por último,
por los pastizales y los cervunales (Ferreras, 1987).
A lo largo de la historia, se han dado muchos usos a todas las partes
del abedul. Sus hojas, debido a su riqueza en flavoas, son diuréticas,
su corteza imputrescible se ha empleado para conducciones de agua, para
la fabricación de chozas, como pergamino... La madera se usa en
ebanistería y en la fabricación de papel y carbón, y su savia se
consume en Europa central con el nombre de vino de abedul (Castroviejo
et al, 1986-2012). Aún así, su falta de territorio se debe más a causas
naturales, que a causas antrópicas (Blanco et al, 1997).
En la Península Ibérica aún destacan los abedulares de la sierra de
Queixa-San Mamede (Ourense), Texeido (Ourense), sierra de Ancares
(entre León y Lugo), puerto de Pajares (entre Asturias y León),
Leitariegos (León), Muniellos (Asturias), el puerto del Connio
(Asturias), Liébana (Cantabria), el pico Tres Mares (en Sierra e Híjar,
entre Cantrabria y Palencia), Escuaín (Huesca), el Clot de Baretja (en
el Valle de Arán, en Lleida), Setcases (Girona), Hinojosa de la Sierra
(Soria), Somosierra (Madrid), puerto de Canencia (Madrid), las
cabeceras de los ríos Estena y Pusa (en los Montes de Toledo), el Pico
o Corocho de Rocigalgo (Toledo), la sierra de Riofrío (Ciudad Real)...
(Ferreras et al, 1987; Blanco et al, 1997).
A continuación se muestra una fotografía aérea del bosque mixto del
este de Esterri de Cardós (Lleida) que incluye uno de los abedulares
mas interesantes de la península.
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