En el siglo XIX la
cartografía española experimenta un gran impulso, se crean organismos
cartográficos y sociedades científicas, se perfecciona el mapa general
de España, se realizan numerosos mapas regionales y comienzan a surgir
los primeros mapas geológicos y botánicos.
En 1802 la Academia de la Historia comienza a publicar el “Diccionario Geográfico Histórico
de España”, un nuevo recopilatorio de datos geográficos de
sólo tres provincias: Vascongadas, Navarra y La Rioja puesto que al
llegar la Guerra de la Independencia el proyecto se paralizó y no se
volvió a reanudar. Aún así más tarde, entre 1848 y 1868 se realizó un
nuevo diccionario o recopilatorio, el “Diccionario Geográfico
Estadístico e Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar”
de Pascual Madoz.
Esta nueva obra, sí esta completa, consta de
16 Tomos y en ellos aparecen todas las provincias y núcleos de
población de España, y mapas de España (46 hojas) y de las posesiones
de América realizados por Francisco
Coello.
Mapa de la provincia de
Ávila (1864) de Francisco Coello, del Atlas de España
y sus posesiones de Ultramar, escala 1:200.000. Biblioteca virtual de
Castilla y León. Ávila (Provincia).
Disponible bajo la licencia Public domain vía Wikimedia
Commons.
En 1810 se crea en España
el Depósito de
la Guerra, dependiente del Estado Mayor, que
tenía la misión de guardar mapas para el mando militar y el estudio de
terrenos para campos de batalla. Este mismo organismo, mucho más tarde
publicó en 1865 el denominado “Mapa
Militar Itinerario” a escala
1:500.000, en proyección Bonne, dividido en 20 hojas, editado en 3
colores y apoyado por una red geodésica de 200 vértices. Después, el
Depósito de la Guerra realizó entre 1883 y 1922, el “Mapa Militar
Itinerario” a escala 1:200.000, también en proyección
Bonne, que será
el mapa base de muchos estudios posteriores.
Por otro lado, en 1859 se promulga una ley de medición del territorio y
se encomienda su realización a la Comisión de Estadística
General, que presidía Francisco
Coello. Para llevar a cabo esta tarea,
Coello funda la Escuela Teórico Práctica del Ayudante, la primera
escuela de topografía. Pronto realizan las primeras hojas,
las de
Getafe y Vallecas, pero en 1866 Narváez interrumpe el proyecto. Aún
así, Coello continúa con sus trabajos y en 1862 publica un mapa de
España de gran calidad a escala 1:1.000.000.
Es en el siglo XIX cuando aparecen los primeros mapas temáticos,
los
mapas geológicos y los mapas de vegetación de España. Los geólogos son
los
pioneros de la cartografía temática, y pronto comenzaron a
realizar mapas
geológicos regionales. En
1834, Guillermo Schulz
publicó el primer mapa
geológico regional en España, el Mapa Petrográfico del Reino
de Galicia, a escala 1:400.000 (Vera et al,
2004). Poco
después, Joaquín
Ezquerra del Bayo realizó en 1845
un Croquis
Geognóstico de la Cuenca del Duero a
escala aproximada 1: 1.000.000; en 1852, se publica el Mapa
geológico de Madrid de Casiano del Prado;
en 1862,
aparecen los Bosquejos
dasográficos
de Oviedo y Santander a
escala
1:250.000, realizados por Francisco
García Martino; y a
finales de siglo, entre 1818 y 1914, se publica la carta geológica de
la provincia de Barcelona realizada por Almera... (Vera et
al,
2004).
A nivel nacional, también se realizaron mapas geológicos. En
1849 se crea la Comisión
de la Carta Geológica de Madrid y
General del Reino (el futuro Instituto Geológico
y Minero de
España) que será el organismo encargado en realizar la cartografía
geológica del país. Este hecho tendrá una gran importancia y pronto
empezaron a surgir trabajos geológicos de gran envergadura, como
el Bosquejo
Geognóstico de España a escala aprox. de
1:5.000.000 (1851) de Joaquín
Ezquerra del Bayo;
el Bosquejo
Geológico General de España (1864),
de Maestre,
en el que sintetizaron los todos trabajos
realizados por la Comisión antes de 1863; un Mapa Geológico de
España (1893), a escala 1:400.000, y un Mapa
Geológico de España a escala 1:1.500.000 dirigido
por Fernández de
Castro (1893), que tuvo una segunda
edición, en 1919, bajo la dirección de Cortázar (Vera
et al, 2004). Además, independientemente de la Comisión de la Carta
Geológica, surgen también trabajos destacables, como el Mapa geológico
de España, a escala 1:3.700.000, de 1878, publicado
por Vilanova en
su Tratado de
Geología, o el
mapa geológico de España a escala 1:2.000.000 publicado en 1879
por Botella y
Hornos (Vera et al, 2004).
La cartografía de la
vegetación también se desarrolla en este siglo,
aunque su avance es mucho más lento que el de la cartografía geológica.
En 1848, se instala en Villaviciosa de Odón (Comunidad de Madrid), la Escuela de Montes,
de
ella salieron los primeros ingenieros forestales españoles que crearan
más tarde, en 1852, comisiones forestales de las áreas más importantes
de la península con el objetivo de formar un esquema de la riqueza
forestal del país y de crear los primeros mapas
de vegetación
regionales (de Liébana, Sierra del Segura,
Serranía de
Cuenca...) que fueron publicados en la Exposición General sobre los
productos de la Agricultura Española de 1857. Más tarde, en 1867 se
crea la Comisión
de la Flora Forestal dirigida por
Máximo
Laguna con el objetivo de preparar y recoger los datos
necesarios
para la redacción de una Flora forestal española, y publicar varias
memorias en 1870, 1872, 1883 y 1890 con la descripción de las
principales especies y un atlas a color (González y Álvarez, 2004). En
este sentido, también se crea en 1868 una Comisión del mapa
forestal, aunque tras varios años de trabajo fue suprimida
en 1887.
Durante este tiempo, la Comisión del mapa realizó según los informes
presentados a la Exposición Universal de Barcelona de 1888,
un mapa
forestal de España a escala 1:500.000, una
colección de 49 mapas
dasográficos provinciales a escala
1:200.000; bosquejos dasográficos y estadísticos...
aunque muchos de estos documentos fueron destruidos durante un
bombardeo al edificio de la Escuela de Montes en 1936.
Por otro lado, en este siglo muchos botánicos europeos comenzaron a
interesarse por España, y empezaron a realizar estudios muy
interesantes de la flora y la vegetación del país como el
alemán Moritz
Willkomm (1821-1895), que publicó en
1852 un libro sobre las estepas españolas, Die Strand- und
Steppengebiete der iberischer Halbinsel und deren Vegetation
(Las
regiones costeras y esteparias de la Península Ibérica y su
vegetación) en donde incluía un mapa geobotánico en el que se
establecía una primera relación entre la litología y las plantas, y en
el que identificaba cinco zonas geobotánicas: central peninsular,
septentrional centroeuropea (dividida en pirenaica y cantábrica),
occidental u oceánica, oriental o mediterránea y meridional o
africana, cada una dividida en seis regiones (inferior, baja, montana,
subalpina y nevada). Es quizás el
primer mapa y la primera
clasificación de la vegetación de España. Además, el mismo
autor
también escribió un libro geobotánico Prodromus florete
hispanicele (1870-1873), en el que recopilaba y
describía las
plantas espontáneas y cultivadas de la península (González y Álvarez,
2004).
A nivel regional, en geobotánica, también cabe destacar
el Mapa
Geográfico-Botánico de
Madrid de Vicente
Cutanda, publicado en 1860, en el
que se realiza una pequeña clasificación biogeográfica de la Comunidad
de Madrid basándose en el mapa geológico de Casiano del Prado (1852),
divide la vegetación de la comunidad en tres zonas: vitífera, vitícola
y montaña, ésta última subdivida en montaña superior, que corresponden
con los prados; y montaña inferior, en la que se desarrollan las
coníferas (González y Álvarez, 2004).
Otro hecho cartográfico de relevancia en este siglo es el nacimiento
del Mapa
Topográfico Nacional (MTN50). En 1870, se
funda el Instituto
Geográfico y
Estadístico (precedente del Instituto Geográfico
Nacional),
bajo la dirección del General Carlos Ibáñez de Ibero, con el objetivo
de realizar mapas de España (a escala 1:1.000.000; 1:200.000 y
1:50.000), instalar y mantener la red geodésica, realizar trabajos
estadísticos, y normalizar los pesos y las medidas. Pronto, en 1875, el
Instituto Geográfico y Estadístico publica la primera hoja del
mapa topográfico nacional a escala
1:50.000 (la hoja
número 559 de Madrid), aunque el proyecto fue muy lento y por ello la
última hoja se publicó mucho más tarde, en 1968. Debido a que el mapa
tardó tanto
tiempo en completarse y a que ha habido varias ediciones, fue sufriendo
diversos cambios a lo largo del siglo XX, en la proyección (de
poliédrica policéntrica a UTM), en el sistema de coordenadas (de
coordenadas geográficas a UTM), en el meridiano de referencia (hasta la
década de
los 70s se usaba el meridiano de Madrid, situado a 3º41’15” W del de
Greenwich), en el datum, en las fuentes, en las técnicas de
representación del relieve, en la elaboración, en el formato... Aún
así, el MTN50 es la obra fundamental del IGN, la base cartográfica de
España y una fuente histórica de gran valor.
Video del Instituto Geográfico
Nacional con la evolución de la hoja de Madrid del MTN50