6.2. Expansión y regresión de áreas
Los factores que influyen en la distribución de las especies son muy
variables en el tiempo. Si tenemos en cuenta los cambios climáticos
ocurridos en el cuaternario y en la actualidad, es evidente que la
distribución actual de los seres vivos no es estática, ha habido
importantes avances y retrocesos de muchas especies (Ferreras, 1999).
Por otro lado, la presencia del ser humano ha modificado de manera
sustancial y muy rápida la situación de muchas especies. Además, a lo
largo de la historia del planeta han aparecido y desaparecido muchas
especies de plantas y animales porque sus territorios han aumentado o
han disminuido, hechos de los que son testigos las áreas discontinuas
actuales y los datos paleontológicos, que demuestran que hubo árboles
de Pinus canarensis
en el sur de España, y elefantes y rinocerontes en
Madrid.
La configuración actual de la distribución de las plantas y los
animales es el resultado de muchos factores como la competencia entre
especies, la historia geológica y biológica del planeta, los cambios
climáticos, la formación de montañas y otros tipos de relieves...
Para cada especie existen factores particulares que determinan que su
área de distribución se expanda o se encuentre en una situación de
regresión o extinción. Aún así, podemos señalar ciertos procesos que en
general pueden ayudar a la expansión
de las especies como: la eficacia
en la dispersión de las diásporas en el caso de las plantas, la
eficacia en la reproducción en el caso de los animales; la influencia
humana que puede convertirse en un factor determinante; la competencia
con otros taxones; la aparición de espacios climática y
edafológicamente adecuados para la especie... (ver apartado de factores y formas de expansión).
Por el contrario, existen factores genéricos que hacen que las especies
pierdan
su territorio (ver apartado de factores y formas de regresión).
Los cambios climáticos excepcionales o
progresivos son factores muy importantes que inciden de manera crucial
en la extinción y regresión de especies. Una fuerte helada puede matar
a una gran cantidad de plantas en un lugar determinado, pero un cambio
climático produce un movimiento longitudinal, latitudinal o
altitudinal, del área de distribución de la especie que puede ser letal
si la planta o el animal no consiguen ganar terreno por otro lado. Las
catástrofes naturales como las inundaciones, aludes, terremotos,
fuegos... pueden provocar la regresión del área de un ser vivo. La
relación con otras especies es fundamental, la falta de competitividad
entre especies puede ser negativa, pero también la excesiva
competitividad de una especie como en el caso de la extensión de plagas
y parásitos o la presencia de especies invasoras, suele ser un gran
problema para muchas especies. Los factores propios también son
decisivos, los medios de dispersión pueden no ser eficaces, o el ser
vivo puede no estar capacitado para los cambios que ocurren a su
alrededor, aunque el envejecimiento poblacional y aislamiento
geográfico que provoca debilitamiento genético son factores más
decisivos.
Aunque el ser humano es considerado un factor que ayuda a la extensión
de algunas especies, también es un factor que provoca la regresión de
muchísimas otras especies. El ser humano ha provocado la extinción de
muchos seres vivos como el dodo o el el quagga, de hecho, ya se habla
de la extinción masiva del Holoceno en las que los hombres y las
mujeres son los principales responsables de la pérdida de muchas
especies. En general, procesos como la agricultura, o la reforestación
provocan una uniformidad de la flora y la fauna y una inevitable
pérdida de biodiversidad. La contaminación, la pesca, la caza, la
minería, la deforestación... son las causas de la gran huella humana en
el planeta. La urbanización y los sistemas de comunicación provocan la
ruptura y el desmembramiento de los espacios naturales y como
consecuencia aparecen el aislamiento geográfico y el empobrecimiento
genético de las especies. En España, el lince ibérico (el mamífero más
amenazado del mundo), se encuentra en una situación muy crítica que muy
posiblemente provoque su extinción, debido a que la fuerte pérdida de
espacios naturales en los que podía vivir provoca que ya sea imposible
el contacto entre las distintas poblaciones de linces.
Por otro lado, existen muchas especies que son capaces de introducirse
en un territorio muy alejado de su área primitiva y original, cuando
esto ocurre se les denominan especies espontáneas. Generalmente, esto
se produce de forma natural, pero con la llegada del ser humano la
forma en la que se produce este fenómeno ha cambiado. Aún así, para que
cada especie pueda prosperar, debe ser capaz de adaptarse y diseminarse
en el territorio de manera eficaz. Según los casos y el resultado de la
implantación de especies, se habla de (Sanchis et al, 2004; Alcaráz
Ariza, 2008):
- Especies naturalizadas:
son plantas y animales que se han introducido
en un territorio en donde las condiciones naturales son semejantes al
lugar de donde procede, y por lo tanto, puede implantarse
definitivamente en el nuevo territorio sin problemas, como si fuese
autóctona, pudiendo continuar su expansión desde el punto en donde han
sido introducidas (Sanchis et al, 2004; Alcaráz Ariza, 2008). Por
ejemplo, en Europa hay plantas naturalizadas del género Oxalis
procedentes de África del Sur, y de los géneros Opuntia y Agave,
originarias de América Central (Izo et al, 1998).
- Especies adventicias
(adviento significa sorpresa, accidental,
inesperado...): son aquellas especies que se introducen en lugares en
donde hay una importante diferencia climática y ambiental entre el área
de origen y el actual. La especie en este caso, se establece de forma
precaria en el territorio y puesto que no encuentra condiciones
totalmente favorables para su desarrollo, en cualquier momento, puede
ser eliminada o desaparecer, por ejemplo por un invierno riguroso, o
porque se ha mantenido en un área muy reducida (Alcaráz, 2008). Son
especies que se encuentran en un lugar que no les corresponde para su
tipo de autoecología, como por ejemplo una planta alpina que ha llegado
hasta el fondo de un valle (Sanchis et al, 2004).
- Especies aclimatadas:
son especies que se introducen en un área con
una climatología y con unas características ambientales tan diferentes
a las de su lugar de origen, que sólo puede sobrevivir con la ayuda del
ser humano en invernaderos, cultivos especiales, centros
especializados... (Alcaraz, 2008). También existen especies aclimatadas
que a pesar de las diferencias climáticas entre su lugar de origen y el
actual, consiguen sobrevivir de forma natural, pero no se reproducen
(Sanchis et al, 2004). Por ejemplo, el Ficus benjamina, es una especie
de higuera nativa del sur y sureste de Asia, y del sur y norte de
Australia (wikipedia, 2016), pero se emplea mucho como planta de
jardinería en Europa. En estas zonas, la planta vive y crece bien, pero
no se reproduce sexualmente, no produce flores y cuando hay una helada
fuerte puede helarse. También, muchas especies de cactus ornamentales,
al estar fuera de su hábitat natural, se desarrollan vegetativamente,
pero no producen flores (Sanchis et al, 2004).
- Especies cultivadas o
domesticadas: es cualquier especie que ha
sufrido en mayor o menor medida una manipulación por parte del ser
humano, a lo largo de muchos años. Este tipo de especies son
modificadas morfológica y anatómicamente y dispersadas por el ser
humano, y acaban viviendo en lugares muy diferentes a su centro de
origen. Normalmente el cambio producido por el ser humano es tan
drástico que hace que las especies domesticadas no puedan volver a
vivir a su medio natural de forma autónoma. En este sentido, no se debe
confundir la domesticación con la doma. Al domar una especie, ésta se
adapta al trato con los seres humanos, pero mantiene su estado salvaje,
como en la cetrería.
La domesticación de plantas y animales generalmente se basa en la
selección de especies. En las plantas se buscan aquellas que ofrecen
mayores producciones (cosechas) y mejores cualidades (depende de la
característica deseada, por ejemplo, aspecto, olor, resistencia,
presencia, vistosidad...), mientras que en los animales la selección se
basa en la producción ganadera e industrial, o en otras factores como
la lealtad, el alimento, la piel...
- Especies híbridas:
son especies procedente del cruce de dos
organismos por la reproducción sexual de razas, especies o subespecies
distintas, o de alguna o más cualidades diferentes. Es un proceso que
puede ocurrir en la naturaleza, por ejemplo, algunas especies de
Quercus pueden generar híbridos. Pero es mucho más común la hibridación
realizada por el ser humano, sobretodo en agricultura. Existen híbridos
creados por el ser humano tanto de plantas (p.ej. es muy común la
hibridación de cítricos: Citrus × aurantium, Citrus × limonia, Citrus ×
limon, Citrus × paradisi...), como de animales (como el ligre, mezcla
de tigre y león, o la mula que es el híbrido de la yegua y el burro).
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